Ir al contenido principal
 

Nacional Sociedad

Inauguran una plaza en homenaje a ''San Ignacio de Loyola''

El director del colegio San Ignacio, padre Ramón Alaix, no sólo destacó la labor de los colegios Jesuitas en Bolivia, sino el trabajo que realizan por la sociedad boliviana las demás instituciones de la Compañía de Jesús, como el Observatorio San Calixto, la Agencia de Noticias Fides (ANF), el Grupo Fides, el Centro de Multiservicios Educativos (Cemse) y el Comedor Popular San Calixto.
9 de Agosto, 2013
Compartir en:
Monumento a San Ignacio de Loyola. Foto: ANF.

La Paz, 9 Ago. (ANF).- Con la presencia del arzobispo de La Paz, monseñor Edmundo Abastoflor, autoridades municipales y directivos de los colegios San Ignacio y San Calixto, se inauguró la mañana de este viernes la Plaza y el monumento a “San Ignacio de Loyola”, quien fundó la Compañía de Jesús, Orden Religiosa de la Iglesia Católica al servicio de Dios. La plaza está ubicada en la avenida Kantutani, cerca a uno de los puentes Trillizos.

En el acto, el director General del colegio San Ignacio, reverendo Padre Ramón Alaix, hizo una reseña histórica de la llegada de la Compañía de Jesús a Bolivia, la creación de los colegios San Ignacio en Següencoma de la zona sur de la ciudad y del Colegio San Calixto, situado entre las calles Indaburo y Genaro Sanjinés.

“Cuando después de la restauración de la Compañía de Jesús se produce la segunda llegada de los Jesuitas a Bolivia, el obispo Calixto Clavijo dona las instalaciones para el colegio ubicado entre las calles Indaburo y Genaro Sanjinés, inmueble en el que había vivido el Mariscal Andrés de Santa Cruz, donde empezó a funcionar un nuevo colegio de jesuitas en Bolivia, con el nombre de San Calixto, en honor al obispo, en el año 1882. En el año 1963 grupos de alumnos del colegio San Calixto se trasladaron al colegio que se estaba construyendo en Següencoma, que año después recibiría le nombre de colegio San Ignacio”, manifestó en el acto de inauguración.

No sólo destacó la labor de los colegios Jesuitas en Bolivia, sino el trabajo que realizan por la sociedad boliviana las demás instituciones de la Compañía de Jesús, como el Observatorio San Calixto, la Agencia de Noticias Fides (ANF), el Grupo Fides, el Centro de Multiservicios Educativos (Cemse) y el Comedor Popular San Calixto.

Por su parte, monseñor Abastoflor reconoció la labor que los padres Jesuitas vienen realizando en Bolivia desde hace más de 100 años. “Tener una plaza dedicada a su fundador me parece algo muy bueno, algo digno de alabar y de aceptarlo”, dijo.

En tanto, el alcalde paceño, Luis Revilla, quien también reconoció el trabajo de San Ignacio de Loyola, mencionó que este reconocimiento se lo hace no sólo a su fundador, sino a todos los padres de la Compañía de Jesús que aportaron para que esta obra se mantenga vigente hasta la fecha.

“Es un homenaje a todos los jesuitas que han venido desarrollando desde hace tantos años esta labor de enseñanza, sobre todo en las distintas ciudades del país y de manera particular por su puesto en nuestra ciudad de La Paz. Es un homenaje que hace la ciudad, no tanto las autoridades, a nombre de generaciones y generaciones de hombres y mujeres que han sido formados por la Compañía de Jesús y por esos grandes valores que se nos ha inculcado”, sostuvo Revilla.

La autoridad edil entregó a monseñor Abastoflor la copia de la ordenanza municipal número 309/2013, que ha determinado el establecimiento del parque y del monumento de “San Ignacio de Loyola” en esta parte de la ciudad y que sea esta autoridad de la Iglesia quien entregue una copia a los directores de ambos colegios.    

Esta inauguración de la plaza "San Ignacio de Loyola" fue postergada el pasado 29 de julio, ya que no fue concluida en esa oportunidad y se recorrió la fecha para este viernes 9 de agosto.

HISTORIA: San Ignacio nació en 1491 en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, norte de España, cerca de los montes Pirineos que están en el límite con Francia. Entró a la carrera militar, pero en 1521, a la edad de 30 años, siendo ya capitán, fue gravemente herido en la pierna, mientras defendía el Castillo de Pamplona. Al ser herido su jefe, la guarnición del castillo capituló ante el ejército francés.

Los vencedores lo enviaron a su Castillo de Loyola a que fuera tratado de su herida. Le hicieron tres operaciones en la rodilla, dolorosísimas, y sin anestesia; pero no permitió que lo atasen ni que nadie lo sostuviera. Para que la pierna operada no le quedara más corta le amarraron unas pesas al pie y así estuvo por semanas con el pie en alto, soportando semejante peso. Sin embargo quedó cojo para toda la vida.

Mientras estaba en convalecencia pidió que le llevaran novelas de caballería, llenas de narraciones inventadas e imaginarias. Pero su hermana le dijo que no tenía más libros que "La vida de Cristo" y el "Año Cristiano", o sea la historia del santo de cada día. Y le sucedió un caso muy especial, pues al leer la vida de Cristo y las vidas de los santos sentía una alegría inmensa que le duraba por días y días. Esto lo fue impresionando profundamente.

En 1523 se fue en peregrinación a Jerusalén, pidiendo limosna por el camino. Todavía era muy impulsivo y un día casi ataca a espada a uno que hablaba mal de la religión. Por eso le aconsejaron que no se quedara en Tierra Santa donde había muchos enemigos del catolicismo. Después fue adquiriendo gran bondad y paciencia.

Se fue a Paris a estudiar en su famosa Universidad de La Sorbona. Allá formó un grupo con seis compañeros que se han hecho famosos porque con ellos fundó la Compañía de Jesús. Ellos son: Pedro Fabro, Francisco Javier, Laínez, Salnerón, Simón Rodríguez y Nicolás Bobadilla. Recibieron doctorado en aquella universidad y daban muy buen ejemplo a todos.

Los siete hicieron votos o juramentos de ser puros, obedientes y pobres. El día 15 de agosto de 1534, fiesta de la Asunción de María, se comprometieron a estar siempre a las órdenes del Sumo Pontífice para que él los emplease en lo que mejor le pareciera para la gloria de Dios.

Se fueron a Roma y el Papa Pablo III les recibió muy bien y les dio permiso de ser ordenados sacerdotes. Ignacio, que se había cambiado por ese nombre su nombre antiguo de Íñigo, esperó un año desde el día de su ordenación hasta el día de la celebración de su primera misa, para prepararse lo mejor posible a celebrarla con todo fervor.

San Ignacio de Loyola fundó en 1540 la Compañía de Jesús. Tras su muerte en 1556, la Compañía de Jesús se expandió por diferentes partes del mundo, en la actualidad tiene presencia en 127 países, donde los sacerdotes jesuitas trabajan por la evangelización del mundo, en defensa de la fe y la promoción de la justicia, en permanente diálogo cultural e interreligioso.

///YFM///RHC///

Etiquetas