
El clamor popular es que el presidente Luis Arce Catacora, renuncie a su candidatura con vistas a las elecciones generales fijadas para el 17 de agosto de este año y acabe su gestión presidencial de cinco años que finaliza el 8 de noviembre próximo, pero solucionando la economía del país que está en una grave crisis, afectando a la población a sus bolsillos en su cotidiano vivir.
No hay combustible, no hay dólares y el costo de vida sube día que pasa, asfixiando a la población sin que pueda hacer nada para salir de esta crisis económica galopante que vivimos. Pareciera que estamos volviendo a las épocas de la UDP a principios de los años ochenta. Donde había que hacer filas para todo e incluso para comprar el pan nuestro de cada día.
Presidente Arce deje de pensar en su reelección a pesar de que la Constitución Política del Estado (CPE) le permite una gestión presidencial más, pero las condiciones para que sea reelegido no están dadas, debido a su pésima gestión especialmente en materia económica. Nos encareció nuestras vidas. Los precios de los artículos básicos de la canasta familiar están por los cielos, los sueldos ya no tienen el mismo poder adquisitivo del año pasado.
Una actitud patriótica por parte suya como máxima autoridad del Órgano Ejecutivo y que la población se lo agradecería, sería que se rebaje su sueldo, de sus ministros, viceministros, directores y demás servidores públicos hasta en un 50% teniendo en cuenta que ya le queda pocos meses para terminar su mandato presidencial. Lo cual le permitiría salir por la puerta grande de palacio de gobierno.
El pensar en su reelección no le está permitiendo tomar decisiones que solucionen la magra economía por la que atraviesa el país. Por el temor a que las mismas sean totalmente impopulares y le reste apoyo electoral para su candidatura con vistas a las elecciones generales de agosto próximo. A estas alturas de su gestión presidencial ya no tiene nada que perder, sino más bien ganar para que por lo menos quede en el recuerdo de la población más adelante en que tomó decisiones patrióticas en bien del país.
Sería muy bueno que también salga a las calles y vaya a los mercados populares junto a sus ministros/as aunque sea disfrazados/as y deje por unas horas el sillón presidencial para que vean la angustia, zozobra, la rabia, la bronca, las largas filas por adquirir alimentos, combustibles y gas en garrafas que la gente tiene que padecer en el día a día. No hacerlo sería un no me importismo a la cruda y trágica realidad que vive la ciudadanía en lo económico.
También sería bueno que dicha reducción de sueldos llegue a senadores y diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y sí hay voluntad política y patriotismo, solo bastaría la coordinación de poderes entre Ejecutivo y Legislativo para que el presidente nato de la ALP, David Choquehuanca mocione en una sesión la idea de reducir sus ampulosos sueldos a todos los legisladores y demás servidores públicos legislativos, haciendo también extensivo al Órgano Electoral como al Órgano Judicial. ¿Será qué son tan patriotas en tomar dicha medida para salvar la economía en favor de las grandes mayorías?
Pedir su renuncia o solicitar adelantar las elecciones generales de agosto sería un craso error de la sociedad civil porque eso atentaría a nuestra democracia, siendo el único favorecido Evo Morales y su sequito del trópico cochabambino del Chapare. Presidente Arce, acabe su gestión y no se vaya del palacio de gobierno dejándonos en un túnel sin salida en el aspecto económico.
A estas alturas de su mandato presidencial, debe estar agradecido con la población porque no está reaccionando de manera furibunda como lo hizo el 2003 con Gonzalo Sánchez de Lozada que por el solo hecho de tener la intención de vender nuestro gas por Chile a Estados Unidos, lo hizo renunciar y escapar al país del norte y con las consecuencias que usted bien lo conoce.
Está a tiempo para tomar medidas económicas drásticas, aunque sean antipopulares pero que salven la miseria en la que viven muchos conciudadanos. La pobreza y la extrema pobreza han aumentado en estos dos últimos años. Mucha gente mendiga por las calles, haciendo de las mismas su “techo natural”. Muchos jóvenes por no haber trabajo se están dedicando a la delincuencia.
¡No queremos ser igual que Venezuela, ni Cuba…ni Nicaragua!
El autor es comunicador social