En estos primeros días del año, se está repitiendo en el país una escena que resulta absurda, delante de los centros de conscripción se han levantado campamentos donde jóvenes, a veces acompañados por sus padres, hacen una fila de días para poder inscribirse en un cuartel para hacer el servicio militar obligatorio que les corresponde.
Cualquier fila extremadamente larga, que supere un par de horas, debería ser considerada como un abuso hacia el ciudadano, y algo que de no ser remediado inmediatamente debería ser considerado como un acto de incumplimiento de deberes de la cabeza del sector.
En el caso al que nos referimos, el que existan esas colas, humillantes e inhumanas por cierto, es responsabilidad que llega tanto al alto mando de las fuerzas armadas como al ministerio de defensa. No es aceptable que el ciudadano, o el futuro ciudadano sea maltratado de esa manera.
Considerando las herramientas tecnológicas con las que se cuenta hoy en día, las colas deberían ser algo del pasado, y aclaremos aquí, que hay colas aún más inhumanas que la que se hace para ingresar a un cuartel, me refiero a las que tienen que hacer las personas con problemas de salud, que también tienen que ir al alba a buscar una “ficha” para ser atendidas.
La Defensoría del Pueblo, debería hacer suya, una campaña para tener una Bolivia sin colas innecesarias, en especial en el caso de las personas delicadas de salud, pero también en casos como el que nos ocupa.
Ahora bien, lo sórdido en esta inmensa cola, con campamento que dura varios días, es lo que viene después, un entrenamiento militar que incluye, en algunos casos, que los jóvenes serán destinados muy lejos, y sus padres se verán obligados a enviarles raciones secas para su alimentación, (lo sé de buena fuente), pero además eventualmente pasarán a ser maltratados en el afán de fortalecer el carácter de los conscriptos.
Aunque el servicio militar ya no es tan sórdido como lo era hace 30 o 40 años, siguen habiendo muertes de los jóvenes conscriptos estando bajo bandera, está en mi memoria, la muerte del joven premilitar que murió porque se le exigió hacer más ejercicios, a mod de castigo, porque estaba completamente fatigado, o el caso del joven que hace pocas semanas murió porque en el cuartel le infligieron un castigo que lo ahogó.
Lo sensato sería acabar de una vez con el servicio militar obligatorio, es una institución anacrónica, que cuesta dinero, que es innecesaria, y que eventualmente imparte valores inaceptables para una sociedad moderna, me refiero a una exacerbación del machismo, con desprecio hacia los más débiles, y abuso a los subordinados. Para eso, no se necesitaría cambiar ni siquiera la constitución, porque ese servicio podría ser modificado a un simple paso por los cuarteles que dure un día. Por el otro lado, siempre abogaré por un servicio civil obligatorio, que ayude al estado a cumplir con ciertas deficiencias, y que concientice a los jóvenes, de ambos sexos, y de todos los géneros, a ser considerados con el prójimo y con el medio ambiente.
Bolivia tiene una serie de deficiencias en lo que se refiere a los derechos de las personas, muchas de las cuales tienen que ver con la pobreza en la que vivimos, a pesar del discurso triunfalista de los gobiernos masistas, pero aparte de la pobreza y las limitaciones económicas, está también una pobreza espiritual que debe ser combatida. A la gente no debe parecerle normal, que enfermos hagan cola en la madrugada para ser atendidos, ni que haya colas convertidas en campamentos de varios días. ( dicho sea de paso, ¿se imagina usted como funciona el tema de servicios higiénicos en esos campamentos?, ahí la Alcaldía debería también tener una voz de exigencia a los cuarteles.) Ese problema debería ser solucionado por un simple sentimiento de empatía hacia los “hermanos” ciudadanos. Las colas dicen mal de nosotros como sociedad.
El autor es operador de turismo