La Paz, 8 de febrero de 2023 (ANF).- Las víctimas de violencia sexual son revictimizadas al menos en 18 situaciones y está herida puede quedarse para toda la vida, informaron expertos en el tema. Esta repetición de sufrimiento añadido se da por parte de todos los profesionales encargados de atender a la víctima y a su entorno más cercano, una vez que se conoce y denuncia el caso.
La revictimización se da cuando la persona revive la situación traumática que sufrió y vuelve a asumir su papel de víctima, señaló Verónica Alfaro, presidenta del colegio de Psicólogos de Bolivia.
“Es volver a hacer vivir el hecho traumático mediante preguntas y condiciones que no son las más aptas para la persona que ha sufrido un trauma. Y en muchas instituciones está pasando el tema de la morbosidad. No se le da la posibilidad de recuperación por medio de la terapia, y solo interesa agarrar al delincuente”, añadió.
“Esta vez no es sólo víctima de un delito, si no de la incomprensión de un sistema, que muchas veces genera un desgaste y desamparo a las sobrevivientes de violencia”, se lee en la cuenta de Facebook de la Casa de la Mujer Bolivia.
Cadena de revictimizaciones
Una mujer de 32 años fue violada por un pariente de segundo grado en su domicilio hace dos años, en La Paz. Ella lo denunció, pero abandonó su caso porque “ya no soportaba” volver a ver al agresor. Prefirió dejar esa casa y empezar de nuevo.
Para Carmen Arguedas, asistente de sistemas de salud de Ipas Bolivia, las víctimas pasan por muchas instituciones y personas que debido a la falta de capacidad y sensibilidad las vuelven a revictimizar.
Luego de cometerse el delito, el primer contacto que tiene la víctima es con su familia, alguna amiga o su profesora (1), a quienes les cuenta lo sucedido. Luego en el centro de salud u hospital donde es atendida y es entrevistada al menos cuatro veces por la enfermera (2), el médico (3), la trabajadora social (4), el policía (5). En el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), el médico (6) también le pregunta lo sucedido.
Cuando ella hace la denuncia, se contacta con personal de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (7) o directamente con la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) (7). En ambas instituciones es entrevistada, y cuando se inicia el proceso en algunas circunstancias se cambia al personal policial, por lo que nuevamente debe contar su historia (8).
También recibe tratamiento psicológico, es a su terapeuta (9) al que le cuenta nuevamente todo y a veces debe pasar de un psicólogo a otro (10). En la investigación por parte del Ministerio Público (11), el trabajo del mismo juez que a veces vuelve a preguntarle (12), o su mismo abogado (13) también forman parte de esta cadena.
Cuando el hecho es conocido en la prensa, el mismo medio de comunicación puede cometer el error de entrevistar a la víctima (si es mayor de edad) (14), a su familia (15) y mostrar sus imágenes (su perfil, su rostro, el rostro de su padre) por lo cual la gente podría calificarla pues su caso se hizo público (16).
Ya en el proceso, ella debe encontrarse nuevamente con el agresor (17). Los padres, abuelos, tíos y familia cercana (18) también la revictimizan. “La victima puede recurrir a quitarse la vida porque siente que no la comprenden ante un sistema judicial totalmente inhumano” dice Aguilera.
“En todo este proceso, la víctima es revictimizada por lo menos 14 veces y hasta puede superar esta cantidad”, aseguró a ANF Arguedas.
Según datos de la Fiscalía General del Estado, en 2022 se registraron 51.911 casos de violencia contra mujeres y menores, un 9% más que en 2021, cuando se reportaron 47.213. El delito más denunciado fue violencia familiar con 43.011 casos, así como 6.206 violaciones contra niños, niñas y adolescentes. Le siguen 5.812 hechos de abuso sexual, 5.696 violaciones a mayores de edad y 2.374 denuncias de estupro, entre otros.
Las consecuencias de la revictimización provocan en la persona estados de inestabilidad, falsos sentimientos de culpa, insensibilidad afectiva, temor de salir a la calle, aislamiento, bajas calificaciones y fobias.
“La víctima también tiene ansiedad, autoestima baja, dificultades en el sueño, retraimiento, no tiene amigos. Este tipo de condiciones desfavorables puede llevar a un hecho fatal. Hay una situación desgarradora y si le sumamos la revictimización estamos etiquetándolo y estamos convirtiéndola en una persona no resiliente”, prosiguió Alfaro.
¿La revictimización termina algún día?
De acuerdo con la profesional en salud de Ipas Bolivia la revictimización no termina ya que una vez que culmina el proceso judicial, la victima siempre está con la desconfianza de que alguien le vuelva a preguntar, pese a que todo se maneja en reserva.
Esta cadena podría romperse cuando la sociedad toma conciencia del respeto, “no hay un principio ni un final específico, todo depende de la persona, del entorno social y familiar”.
En todo caso, para evitar este daño, lo principal –prosiguió Arguedas- es trabajar en la prevención y educar a los niños, niñas y adolescentes para evitar estos hechos, además de enseñarles a no silenciarlos. Por otro lado, todo el personal e instituciones que trabajan con la víctima debe estar capacitado, actualizado y sensibilizado en atención integral.
Desde 2015 existe en el país el Modelo de Atención Integral a Víctimas de Violencia Sexual, pero “lamentablemente” en muchos casos no se cumple o es el mismo personal de salud que no lo lee, dijo además Susana Asport, coordinadora del área de Salud de Ipas.
Para Alfaro, se podría hacer solo una entrevista y grabarla; sin embargo, se estaría rompiendo el principio de confidencialidad, refutó Arguedas.
“Recomendaría que todas las instituciones, defensorías, Ministerio de Justicia, psicólogos y todos los involucrados podamos reunirnos para (definir y) tener una ruta crítica especifica por la salud mental de las víctimas”, finalizó la representante de los sicólogos del país.
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