SÍNODO DE LA AMAZONÍA

Indígena mojeño: la iglesia no solo debe estar en la misa, debe extenderse por el campo con los laicos

8 OCT
Enrique Materecco de San Ignacio de Mojos, Beni. Foto. Micaela Díaz
8 de Octubre, 2019

Enrique Materecco de San Ignacio de Mojos, Beni, animador pastoral, considera importante la ayuda de laicos en la Iglesia porque en su región un solo párroco no abastece con la administración de los sacramentos.


Ciudad del Vaticano, 8 de octubre (ANF).-  Enrique Materecco Pofueco, indígena de 71 años que participa como invitado especial en el Sínodo para la Amazonía, representando a hombres y mujeres de la población mojeña de San Ignacio de Mojos en Beni, Bolivia, considera que la iglesia no solo debe estar en la misa, sino que debe extenderse por el campo y llegar a todas las comunidades.

“Tiene que haber un diaconado o diaconas para que lleven la comunión a las comunidades, para que esa comunión también lo recupere a uno y le fortalezca, así como cuando uno le da una tableta a un enfermo, se fortalece y eso hace falta en las comunidades. No están olvidadas, ahí tenemos solamente un párroco y tiene que cubrir 20 comunidades”, enfatiza.

Resalta que este 11 de octubre se celebra la fiesta patronal de su comunidad, Bermeo, y que el párroco de San Ignacio de Mojos, Fabio Garbari, SJ estará presente en la celebración, pero  luego será difícil tenerlo de manera continua porque las otras comunidades también requieren de la presencia de sacerdotes.

Lamenta que en tres comunidades las capillas se encuentran con las puertas cerradas por la falta de animadores y pastores. Don Enrique cuenta que realiza la labor de animación pastoral desde hace varios años, hecho que llamó la atención de medios de comunicación quienes le demandan entrevistas.

“En mi país los medios no me buscan, aquí (en Roma), me buscan”, comenta sorprendido. La causa de su admiración es que su trabajo como animador pastoral en la comunidad mojeña llena de interés a los medios de comunicación debido a que el, Intrumentum Laboris -material de trabajo no oficial para la reflexión de esta Asamblea Especial de Obispos- apunta la posibilidad de una ordenación sacerdotal para personas mayores aceptadas y respetadas para asegurar los sacramentos en la vida cristiana de las comunidades indígenas.

Él reúne todas esas características, pero ¿por qué tanto interés en su apostolado como laico animador ahora?, si ya lleva años de trabajo celebrando bautismos, preparado a los jóvenes para la confirmación y cubriendo al sacerdote en las comunidades donde no hay animadores.

Esta sería su mayor preocupación y la de todos sus compañeros, a quienes agradece el haberlo elegido para representarlos ante el Sínodo en Roma y a quienes debe la misión de lograr una bendición especial del Papa Francisco para su comunidad.  

“Me han rogado que procure entrevistarme con el Papa y le pida que bendiga a mi comunidad”, señala con convicción.

Finalmente, don Enrique reconoce que el Sínodo no solo abarcará la dimensión de los sacramentos o ministerios, afirma que en la Amazonía existen otras problemáticas que merecen atención para defenderla de abusos y otras agresiones, tanto a los pueblos como a la Madre Tierra, y cree  en esta reunión sinodal, donde la Iglesia buscará caminar junto a las comunidades que habitan en esta región.

“Para mí el Sínodo es un avance más, que la Iglesia avance hacia nosotros, por eso es que mi párroco me ha traído para que yo escuche y vea como está la cosa (…) Desde mi parecer este Sínodo nos va dar el buen camino, hay esperanza. Yo tengo la esperanza que la iglesia nos va a ayudar en lo bueno y lo malo, tengo la esperanza”, finalizó.

La Amazonia del continente americano cuenta con 7 millones y medio de kilómetros cuadrados y abarca a nueve países, por esto, es considerada como un bioma. El Cardenal Pedro Barreto, Arzobispo de Huancayo y participante del Sínodo, subrayó este martes que si comparamos la extensión territorial de Italia, de 301 mil 800 kilómetros cuadrados, solamente un vicariato apostólico del departamento Madre de Dios, en Perú, tiene 150 mil kilómetros cuadrados, sería el equivalente a la mitad de Italia. De esta manera subrayó que un territorio eclesiástico de tal inmensidad y con problemas de carreteras y de comunicación es un lugar que necesita de mucha atención.

Desde una dimensión pastoral la Iglesia, como lo Enrique Materecco contó, está siendo caracterizada como una pastoral de visita, y el camino que se propone desde el Sínodo es una iglesia misionera y de comunión, con una pastoral de presencia que involucre más a los laicos.  

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