ANUARIO ANF 2018

/Anuario 2018/ Víctimas del cáncer, un drama que destapa las penurias de la salud en Bolivia

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Paciente con cáncer. Foto: ANF
3 de Enero, 2019

A tal punto llegó la desesperación que los pacientes protagonizaron una protesta en la plaza Murillo y alrededores de la Casa Grande del Pueblo para pedir al presidente Evo Morales que los ayude, pero fueron reprimidos por la Policía.


La Paz, 17 diciembre (ANF).- La realidad que viven los enfermos con cáncer y sus familiares es dramática en el país: falta de medicamentos, especialistas y tecnología tienen como resultado tratamientos a destiempo en hospitales colapsados. Esta situación devela que la realidad oncológica y de salud en el país carece de políticas.

Desde noviembre del año pasado, en La Paz, los pacientes pese a su estado delicado de salud han llevado adelante numerosas movilizaciones: se han crucificado, han bloqueado, se han declarado en huelga de hambre por acceder a tratamientos que mejoren su condición.

A tal punto llegó la desesperación que los pacientes protagonizaron una protesta en la plaza Murillo y alrededores de la Casa Grande del Pueblo para pedir al presidente Evo Morales que los ayude, pero fueron reprimidos por la Policía.

Por esa presión, el Gobierno anunció el 17 de octubre tratamiento gratuito de radioterapia durante un año y “confesó” que desconocía la realidad que en más de cuatro años mostraron en las calles los enfermos con cáncer.

Lamentablemente hay pacientes que no tienen dinero para pagar los análisis médicos previos a las radioterapias que cuestan entre Bs 1.000 y 3.500 e iniciar las sesiones.

Un país con tecnología atrasada

Mientras que en el mundo avanza la prevención y tratamiento del cáncer, en Bolivia tener esta enfermedad sigue siendo sinónimo de muerte, así lo confirma el estudio “Una Nueva Mirada al Cáncer” realizado por Opción Consultores y Laboratorio Roche, que revela que el cáncer es la enfermedad más temida por el 57% de los bolivianos y el 69% afirma que es la que más muertes causa en el país. Otro 97% considera que es terminal.

Esa muestra que remarca que el cáncer se percibe como una enfermedad que la mayoría de los pacientes no sobrevive y solo una minoría “reconocen avances en la cura y calidad de vida de los pacientes”, se desarrolló en las ciudades de Santa Cruz, La Paz, El Alto y Cochabamba.

En cuanto avances en la cura de la enfermedad, a diferencia de Uruguay donde casi un 60% reconoce que hubo mucho o bastante y en Paraguay 35%, en Bolivia hay una percepción de escasos avances en la cura o la mejora de la calidad de vida de los enfermos.

Esos datos coinciden con el informe difundido por The Ecnomist Intelligencia Unit en 2017- que señala que Bolivia debe mejorar la efectividad de sus políticas de control del cáncer porque “tiene una carga de enfermedad similar a la de los países en desarrollo”.

La investigación denominada: “Control del cáncer, acceso y desigualdad en América Latina: una historia de luces y sombras” comparó diferentes parámetros para comprender cómo cada país (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay) desempeña políticas públicas en la prevención, detección temprana, tratamientos y cuidados paliativo del cáncer. Bolivia está ubicado en la última posición de esa tabla.

Extorsión, engaños y tráfico de pacientes

En la mayoría de los nueve departamentos no existen centros oncológicos, no hay médicos especialistas y en algunos casos no se puede ni diagnosticar la enfermedad y las personas deben migrar para sobrevivir al cáncer.

Esta precaria situación fue aprovechada por médicos inescrupulosos que sacaron partido de la desgracia de la gente. En el Hospital de Clínicas, en la ciudad de La Paz, se conoció que profesionales de la Unidad de Radioterapia engañaban a los enfermos al cobrarles por un servicio de simulador, equipo que existe en el nosocomio, pero que no funciona desde hace varios años.

Además, se descubrió una red de extorsión y tráfico de pacientes en el nosocomio que derivó en la aprehensión de seis personas, entre médicos y administrativos.

Los enfermos dejaron de recibir sus tratamientos, por falta de profesionales. Después se intentó retomar las atenciones, pero fueron esporádicas porque no había un médico oncólogo en La Paz. El caso empeoró cuando el Sedes anunció el cierre de la Unidad por seis meses por fallas en los equipos.

Viacrucis

La desesperación de los enfermos aumentó ante la suspensión de los tratamientos. Había pacientes que esperaban sus sesiones desde noviembre de 2017, cuando comenzaron a fallar los equipos del Hospital de Clínicas.

Los pacientes que debían estar en cuidados extremos se vieron obligados a salir a las calles a reclamar por atención. Sobre todo, las mujeres con cáncer, en su mayoría mamás, rogaban para que se les dé tratamiento oportuno.

“Queremos vivir”, “Estamos muriendo”, era el grito desesperado de los enfermos que no dudaron ni un segundo en luchar por sus vidas, sobre todo por sus hijos.

Pese al ofrecimiento del presidente Evo Morales sobre el servicio de radioterapia gratuita, que dio fin a las protestas, todavía hay pacientes que por falta de dinero para los exámenes previos no pueden acceder a las sesiones. Actualmente hay 47 enfermos que esperan por la radioterapia gratuita.

El Gobierno destinó Bs 21 millones para los tratamientos de radioterapia durante un año, sin embargo, los enfermos con cáncer demandan políticas públicas “reales” y permanentes para un tratamiento oportuno y digno.

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/ML/

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