Internos del penal de San Pedro. Foto: Abi
Remarcó que no existe una política de prevención ni epidemiológica en las cárceles que diga cuál es el problema de cada centro penitenciario.
La Paz, 18 de agosto (ANF).- El médico forense especialista en Derechos Humanos del Instituto de Terapia e Investigación sobre las secuelas de la violencia del Estado (ITEI), Marcelo Flores, advirtió que en el país no existe una política de salud penitenciaria, y que por este motivo teme que la situación de la salud en los centros penitenciarios no cambie en el futuro.
“No ha cambiado (el tema de la salud) y no pienso que cambie en el futuro próximo porque no existe una política de salud penitenciaria, (lo que se hace) es poner un médico ahí y que atienda cosas como dolor de estómago, dolor de cabeza, resfríos comunes”, dijo Flores a ANF.
Remarcó que no existe una política de prevención ni epidemiológica en las cárceles que diga cuál es el problema de cada centro penitenciario, si tiene o no la suficiente cantidad de baños, buscar distribuciones adecuadas para la población penitenciaria, para tratar que las enfermedades no se diseminen.
“Lo más básico que hace el Estado es poner un médico y que el médico se encargue de todo prácticamente y generalmente no se puede hacer eso”, enfatizó.
Actualmente el penal de San Pedro cuenta con tres médicos para más de 2.500 internos, pero no siempre fue así, de enero a marzo solo estuvieron dos galenos. Los funcionarios solo atienden de 09.00 a 18.00 y mucho de este tiempo lo dedican más a realizar informes, dijo a ANF un exfuncionario de Régimen Penitenciario.
“Es falta de una real política sanitaria adentro, ya sea porque ellos adoptan el sistema nacional y con poner un médico allá adentro que tenga su librito que llena y cuántos pacientes atiende por mes, suficiente, no hay un estudio de qué enfermedades son prevalentes, por qué está pasando eso, de qué se enferma más la gente, no existe, son más repartidores de recetas”, apuntó.
El reportaje “
El precio de la vida en el penal de San Pedro”, realizado por ANF, revela que sobre campañas y medidas preventivas de salud, si bien se realizan diagnósticos básicos de VIH y tuberculosis, la prueba es voluntaria y “no existe ningún plan o estrategia para reducir la incidencia entre los reclusos”. La detección de VIH no es obligatoria, “muchos están contagiados, pero no quieren que se les realice la prueba”. La tuberculosis se detecta cuando hay tos persistente.
En caso de enfermedad de alto riesgo de contagio como la influenza, paperas o meningitis, los médicos del penal aíslan al enfermo en la sanidad, que generalmente está atestada de pacientes, o en un cuarto pequeño de 1,5 por 2 metros, “donde no ingresa ni el sol y el interno debe dormir en el piso frío y húmedo”.
El director de Régimen Penitenciario, Jorge López, indicó que en las cárceles sí hay una política de salud y que “como nunca el avance es fundamental porque ahora ya hay ítems, un médico en cada centro penitenciario”. Sobre los medicamentos, dijo que por más que el presupuesto sea elevado, hay quejas porque solo se les da paracetamol, “pero también hay que tomar en cuenta que el paracetamol cura”.
Flores considera que esta realidad en los penales tampoco ha cambiado, pese a que hasta un 70% de los internos son detenidos preventivos, porque todos pensamos, incluso el Estado, la Asamblea Legislativa Plurinacional, el Órgano Ejecutivo y hasta el Órgano Judicial mismo, “que estas personas se merecen este tipo de condiciones de vida, no merecen vivir dignamente como cualquiera de nosotros”.
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