Voces de la Amazonía: Petroglifos, manifestaciones de culturas ancestrales en piedra
Son rastros de poblaciones antiguas que vivían en la Amazonía. En Cachuela Esperanza, Beni, algunos petrogliflos corren el riesgo de deteriorarse debido a su uso en la minería del oro.
9 de Marzo, 2017
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Por Carmen Julia Lujan y Jorge Luis Meruvia
Pando, 9 de marzo (ANF).-
Los petroglifos son imágenes grabadas en piedra por el hombre y datan de hace miles de años, forman parte del arte rupestre de
culturas antiguas que utilizaban esta técnica para transmitir mensajes o
rastros de su existencia.
La Amazonía boliviana no queda exenta de este
tipo de manifestaciones, existen diversos lugares donde sus hallazgos
ya han sido documentados, pero aún quedan más por descubrir e
investigar.
Según la investigación Arte Rupestre en las Tierras
Bajas de Bolivia, de los investigadores Mathias Strecher, Carlos
Kaifer, Lilo Methfessel y Freddy Taboada -publicada en el libro En el
Corazón de América del Sur 3 (Arqueología de las tierras bajas de
Bolivia y zonas limítrofes) de la Biblioteca del Museo de Historia de
la Universidad Autónoma Gabriel Rene Moreno en Santa Cruz-, a mediados
del siglo XIX surgen las primeras investigaciones de estos rastros en la
Amazonía boliviana.
Este estudio afirma que existen registrados
44 sitios de arte rupestre en la Amazonía de Bolivia, considerada una
cantidad pequeña si se compara a los más de mil sitios estimados en todo
el país. Entre los lugares identificados están: seis sitios en el
departamento de Pando, 12 en el Beni, 18 sitios en el norte de La Paz,
dos en el norte de Cochabamba y cinco en el norte de Santa Cruz.
Entre
las figuras que predominan en este tipo de arte están espirales,
círculos y líneas en zigzag. Además, existen figuras compuestas y otras
con un alto grado de complejidad.
Petroglifos en Cachuela Esperanza El
biólogo e investigador del Centro para la Investigación de la Amazonía
(CIPA) de la Universidad Amazónica de Pando, Julio Rojas, documentó la
presencia de petroglifos en Cachuela Esperanza, Beni. Previamente, en
2002, un viajero alemán Torsten Unnasch, encontró estos vestigios que son accesibles en época seca del año, entre los meses de agosto a septiembre. Para
Rojas existe más un interés general por gente e investigadores
extranjeros hacia este tipo de restos arqueológicos, sin embargo los
lugareños ven estos vestigios como algo normal y cotidiano, incluso su
conservación está siendo amenazada por el uso de los petroglifos en la
minería del oro en el río Madre de Dios. “En la zona de Cachuela
Esperanza, lamentablemente, muchos de estos petroglifos que están
tallados en rocas los están utilizando como anclas en las dragas que se
dedican a la extracción de oro”, Entonces, para el investigador
es necesario darles el valor correspondiente. También es importante
continuar con las investigaciones de estos símbolos tallados en piedra
para conocer más sobre las culturas que los propiciaron y sobre sus
funciones. Asimismo. Rojas considera que el beneficio de
potencializar las zonas donde se hallan los petroglifos amazónicos puede
ser el tema turístico para poder difundir estas zonas arqueológicas y
fomentar la visita de turistas en la región.