Luis Arce asumió la presidencia de Bolivia en noviembre de 2020. Foto archivo.
El Gobierno de Arce, quien asumió la presidencia tras ganar los comicios del 2020 con un 55 % de respaldo en las urnas, fue objeto de un análisis de parte del intelectual indianista Pedro Portugal, la socióloga y analista política María Teresa Zegada, junto a los sociólogos Saúl Flores y Claudia Condori en un conversatorio organizado por la Agencia de Noticias Fides (ANF) y moderado por su director, Sergio Montes S.J.
La Paz, 7 de noviembre (ANF).- El presidente de Bolivia, Luis Arce, cumple este lunes su primer
año de Gobierno, pero no ha logrado iniciar un nuevo ciclo político porque es
visto como si preparara el regreso de Evo Morales al poder, como un líder que “carece”
de encanto ante las masas y con una gestión “prematuramente desgastada”, aunque
buscando más poder aplicando una línea dura ante la oposición debilitada.
El Gobierno de Arce,
quien asumió la presidencia tras ganar los comicios del 2020 con un 55 % de
respaldo en las urnas, fue objeto de un análisis de parte del intelectual
indianista Pedro Portugal, la socióloga y analista política María Teresa
Zegada, junto a los sociólogos Saúl Flores y Claudia Condori en un
conversatorio organizado por la Agencia de Noticias Fides (ANF) y moderado por
su director, Sergio Montes S.J.
“Arce no se
muestra como un iniciador de nuevo ciclo, como alguien que dirige un sistema de
gobierno, sino que la gente lo ve como preparando la cama para una venida más o
menos inevitable de Evo Morales”, sostuvo Portugal.
Según el
analista, por esa razón Arce suele actuar como si estuviera viviendo otra vez
los últimos episodios de la crisis política del 2019, alentando el riesgo de
que se reproduzcan los conflictos con la oposición, sin aprender las lecciones
de ese año.
A su juicio,
Arce parece que quiere reeditar esquemas de movilizaciones populares
victoriosas como las de Cuba o Venezuela, pero no ha tomado bien el pulso a los
sectores sociales ya que el país es “altamente indisciplinado” y no existe “una
conciencia política nueva” porque esos grupos priorizan las cuotas de poder, la
“repartija” de cargos y la defensa de sus intereses como se ha visto en las
recientes protestas contra el proyecto de ley para investigar fortunas
sospechosas.
De su parte, Flores
subrayó la diferencia entre el “mesías indígena que representaba Evo Morales” y
Arce que “tal vez carece de ese encanto político hacia las masas e indígenas” porque
tíene una imagen de “tecnócrata” y “profesional”, que no representa a los
“humillados”, a “los pobres”, ni “a los indígenas” y por eso, según dijo, su
liderazgo “no es suficiente para tener contentas a las masas”.
Agregó que una
muestra de la ausencia de una relación entre Arce y diversos sectores sociales fue
la conformación de su gabinete hace un año, en medio de reclamos sin éxito de representantes
de grupos populares e indígenas, y añadió que actualmente hay la misma presión
de muchas organizaciones para que el mandatario modifique su consejo de 17 ministros.
Según Flores,
hay que ver cómo esos sectores insistirán en darle un rumbo al Gobierno, “pero
definitivamente creo que Luis Arce no es del agrado de las organizaciones
sociales”, dijo.
A su juicio, los
operadores políticos del Movimiento al Socialismo (MAS), encabezados por el
mismo Morales, están garantizando la gobernabilidad de Arce por lo que también
cabe esperar que otras figuras de ese partido pidan tener presencia en el
gabinete.
Zegada: “Hay
un gobierno prematuramente desgastado”
Para la socióloga
María Teresa Zegada, el análisis del primer año de gobierno de Arce no puede
desvincularse del hecho de que fue el ganador de los comicios del 2020 con un
55 % de respaldo despertando muchas expectativas para solucionar los problemas
del COVID-19 e impulsar la reactivación económica, pero esa situación está
“venida a menos” ante las dificultades estructurales del país.
En ese contexto,
según Zegada, se ve “a un gobierno prematuramente desgastado” en la sociedad
porque tanto los sectores afines como otros ciudadanos expresan una “cierta
desconfianza” ante las medidas y leyes que les puede afectar como el caso del
proyecto de Ley Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas.
“El Gobierno
achaca al antiguo gobierno de Añez la causa de los males pese a que pasó hace
más de un año” y ve a la oposición “como una amenaza”, cuando esa fuerza es
“casi inexistente y está totalmente disminuida en su rol inclusive de
representación parlamentaria”, al punto de que tiene “casi una presencia
testimonial” en la Asamblea Legislativa.
“¿De qué
oposición política amenazante se estaría hablando? No existe”, subrayó Zegada
para luego explicar que el Gobierno “está construyendo un enemigo” y estaría
pasando de su pérdida de hegemonía “a la de dominación”, lo que es verificable por
el énfasis político de las actuaciones de Arce para “el control de la sociedad
y la neutralización de las amenazas opositoras” con la judicialización de la
política y la “persecución” de opositores.
Según Zegada, el
Gobierno tiene abiertos varios frentes de conflicto: la marcha indígena de
tierras bajas, los gremialistas, incluidos los ricos aymaras, el sector
cocalero de Yungas, y ahora las universidades estatales y los municipios por
los problemas que, según dijo, tendrían las autonomías en el marco de la nueva
ley del Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025.
También alertó
sobre el “escenario de violencia e inseguridad ciudadana” que supone la
aparición de un grupo armado de avasalladores de tierras en la zona de
Guarayos, en Santa Cruz, que protagonizó el secuestro por horas de policías,
productores y periodistas, y expresó su preocupación de que esas acciones
criminales se reproduzcan como en México o Ecuador.
Por su parte, la
socióloga Claudia Condori enfatizó que es necesario buscar un equilibrio ante
el MAS, pero la oposición “no está a la altura”, fue “nefasta” en la gestión de
transición de Jeanine Añez, y mostró que, a su juicio, los opositores no
tendrían un proyecto de país.
“Tenemos un MAS
que en el imaginario social tiene el poder absoluto y es necesario bajar eso,
pero también tenemos que bajar el tema del racismo que se ha agudizado”,
sostuvo Condori al señalar que la polarización se está tratando en términos
raciales y de etiquetas políticas para la descalificación mutua y “el gran
problema es ...si eres pitita o no, o si eres blanco o eres indio”.
Concluyó con que
ve “difícil un entendimiento” en ese contexto de discriminación racial, al que
se suma la “desconfianza” existente respecto al Estado “porque nunca te ha dado
nada”.
//JA//ANF