15 de Octubre, 2024

Accidentes laborales: Sin normas específicas ni políticas públicas ni cultura de seguridad

La falta de normativas adecuadas a la realidad nacional, ausencia de especialistas y las insuficientes capacitaciones y control impiden generar una conciencia sobre los riesgos y formar una cultura de seguridad para garantizar un ambiente sano y seguro.
Por Luis Fernando Cantoral

Javier cayó desde el segundo piso de una casa en construcción. Minutos antes caminaba por el borde de un muro con concreto fresco. El borde se resquebrajó y dejó uno de sus pies en falso. Su espalda dio al filo de la vereda y su cabeza contra el pavimento. La construcción no contaba con andamios ni arnés, pese a que la normativa exige medidas de seguridad a partir de 1.80 metros de altura.

El caso de Javier es un ejemplo de cómo los accidentes laborales ocurren en Bolivia. De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Salud Ocupacional (INSO), un promedio de 4.668 accidentes laborales ocurre al año en el país donde la mayor cantidad de personas afectadas son jóvenes. Los daños principalmente ocurren en manos, cabeza, rodilla y espalda y los accidentes están más concentrados en sectores como construcción, minería, fabriles e instituciones como la policía y funcionarios municipales.

La falta de normativas adecuadas a la realidad nacional, ausencia de especialistas y las insuficientes capacitaciones y control impiden generar una conciencia sobre los riesgos y formar una cultura de seguridad para garantizar un ambiente sano y seguro, señalan especialistas en Medicina del Trabajo y Seguridad Industrial.

Una base de datos de cinco gestiones seguidas proporcionada por el INSO y analizada por ANF da cuenta de los segmentos de edad más afectados por los accidentes laborales, los tipos de accidentes más frecuentes, agentes involucrados en los accidentes, naturaleza del daño, actos inseguros, factores contribuyentes y condiciones peligrosas que propician los eventos.

Falta de especialistas en salud ocupacional

Boris Inca Castro, secretario de Promoción Científica de la Sociedad Boliviana de Medicina del Trabajo, indica que, si bien en el país hay formación de especialistas en este rubro, la cantidad es insuficiente para atender a los trabajadores del país, que de acuerdo a normas internacionales debe haber 1 por cada 2.000.

Ahí tenemos un talón de Aquiles, de acuerdo a diferentes normativas deberíamos tener una mayor cantidad de médicos especialistas en Medicina del Trabajo, es así que desde hace ya unos cinco años se ha promovido la formación de más médicos especialistas”, señala.

El especialista, que es funcionario del seguro social a corto plazo, indica que desde 1976 en la Caja Nacional de Salud se viene formando médicos especialistas en Medicina del Trabajo, labor que hasta hace cuatro años solo existía en La Paz, sin embargo, actualmente hay especialización en centros de Santa Cruz, Oruro y Potosí.

“Especialistas a nivel nacional formados y reconocidos por nuestra Sociedad y por el Colegio Médico de Bolivia tenemos alrededor de 70, distribuidos en las diferentes regionales, sobre todo en las troncales de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba en su mayor parte, y Potosí, Oruro, Tarija y Sucre”, dice.

Refiere que debe haber “un médico especializado por 2.000 trabajadores”, sin embargo, para que este cumplimiento sea afectivo, “tendríamos que tener tal vez 10 veces más cantidad” de profesionales.

Actualmente, los Médicos del Trabajo están conglomerados principalmente en los entes gestores de la Seguridad Social de corto plazo, es decir, las Cajas de Salud.

Mientras que el Instituto Nacional de Salud Ocupacional (INSO) que es el ente rector que debe investigar, atender y prevenir en el tema laboral, cuenta con una cantidad mínima de médicos especialistas.

La Medicina del Trabajo es una rama médica especializada y parte de la salud ocupacional que busca promover el mayor grado de bienestar social, físico y mental en los trabajadores. 

En la Caja Nacional de Salud (CNS), que cubre aproximadamente al 85% de los asegurados del sistema, se aplican tres niveles de prevención: promoción de la salud y la prevención de la enfermedad; asistencia para identificar las enfermedades profesionales y los accidentes de trabajo; e identificar las secuelas derivadas del trabajo, toxicología y rehabilitación.

El exjefe de la Unidad Técnica de Medicina del Trabajo del INSO Luis Fernando Céspedes explicó que esa institución vela por la salud de los trabajadores mediante diferentes procedimientos como la verificación de que los ambientes de trabajo sean adecuados; haciendo la prevención de riesgos laborales mediante el control a la exposición a la iluminación, al polvo, al ruido, a la carga de peso.

“A raíz de esto, el INSO puede emitir recomendaciones, trabaja en normativa para que pueda ser aplicada a nivel nacional y también se dedica a hacer la evaluación médica de todos los trabajadores en cuanto a examen preocupacional, control periódico y examen post ocupacional, que por norma o por ley ya debería hacerse a todo trabajador formal”, indicó.

La seguridad a corto plazo se encarga de hacer los controles en las empresas asegurada mientras que el INSO actúa a solicitud en determinadas empresas.

Fotografía Nro
Informalidad en la actividad minera en Bolivia.

Informalidad en medidas preventivas

Existen medidas preventivas que se fomentan en las empresas privadas e instituciones del sector público, sin embargo, no en todas se realiza una capacitación constante para generar conciencia y política de seguridad laboral, y muestra de ello son los más de 4.660 casos que se tiene en accidentes laborales por año.

Pascual Velásquez Osorio, presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB), dice que en los últimos programas que ha ejecutado el gobierno nacional con fondos de préstamos internacionales, los financiadores han exigido seguridad industrial y es por esa exigencia que se ha podido visualizar que sí se está otorgando más capacitación a los trabajadores y a las mismas empresas, pero también hay programas que no tienen esa exigencia.

Y cuando no se exige de parte del Estado, hay un relajo para los constructores, entonces, hay mucho que trabajar en este tema de seguridad, en el tema de concientización tanto a los empresarios, a los ingenieros, a los mismos trabajadores, es una asignatura que nuestro país todavía tiene mucho que desarrollar”, señala.

Los accidentes laborales en Bolivia pueden ocurrir por una combinación de factores humanos, tecnológicos y ambientales. Una de las principales causas es la falta de capacitación adecuada de los trabajadores, indica. 

Los accidentes pueden tener consecuencias graves como lesiones severas o incluso causar la muerte de los trabajadores.

El secretario de la Sociedad Boliviana de Medicina del Trabajo indica que, en su caso, en la Caja Nacional de Salud, cuentan con un área preventiva, un área asistencial y un área pericial para reducir la tasa de accidentabilidad.

En el área preventiva, refiere, “tenemos los programas y no solo en la Caja Nacional, sino como médicos especialistas manejamos la función preventiva y tenemos programas de prevención de acuerdo al rubro de empresa, de acuerdo a la identificación de peligros y evaluación de riesgos”.

“Nosotros vamos a las empresas que están afiliadas a la Caja Nacional, a realizar todo lo que son las capacitaciones, talleres, en forma global para todos los trabajadores”, señala.

Y sobre la accidentalidad, refiere, el objetivo es reducir la tasa de accidentes y las secuelas derivadas de este, “por eso hemos fomentado que las empresas puedan realizar las denuncias de accidente de trabajo en el momento oportuno”.

Es decir, “que denuncien lo que antes tal vez no se hacía, porque se desconocía la normativa legal, y con eso hemos aumentado el número de denuncias, y a partir de establecer una línea base, cada empresa trata de disminuir la accidentabilidad y las causas del accidente de trabajo”.

De acuerdo a la norma, dice Inca, la denuncia de accidentes de trabajo debe hacerse hasta en 5 días si este sucede en área urbana y hasta en 10 días si ocurre en área rural. Los formularios los reciben de forma mensual para realiza un análisis acerca de la accidentabilidad donde se identifica rubro y empresa.

Céspedes indica que el INSO tiene la Unidad Técnica de Higiene Seguridad, Industrial y Medio Ambiente (UTSHIMA) que es la que se dedica a hacer prevención y control de riesgos, pero que toda empresa debe tener por norma el Plan de Seguridad y Salud en el Trabajo (PSST) donde se estipula y se obliga prácticamente a que el empleador, sea privado o público, contemple todos los riesgos que tienen los trabajadores y un plan de prevención.

Y aparte de capacitar al trabajador, la empresa debe proveerle herramientas que le permitan trabajar seguro, por ejemplo, dijo, en caso de ser un periodista y deba cubrir una manifestación, “se le debe proveer de un protector auditivo, máscara antigas, algunas botas que le permitan desplazarse y no sufrir lesiones”, entonces, dentro de estos planes “hay responsabilidades de cómo prevenir y hay políticas que se aplican en países como Perú, Chile, Argentina, donde estas políticas de prevención se hacen día a día con el trabajador, se lo concientiza todos los días”.

En cambio, indica, en el país esta situación es más complicada, debido a que muchos trabajadores son renuentes al cambio y a adoptar mejores medidas de seguridad.

En Bolivia “es muy difícil decirle al trabajador que ya tiene muchos años en su rubro, ‘tienes que utilizar estos protectores auditivos, hay que utilizar este casco, ya no es como utilizabas antes’, así que la concientización social es algo en lo que hay que trabajar fuerte”, siendo que “absolutamente todo accidente es prevenible”.

Juan Carlos Manuel, secretario de Seguridad Industrial de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, señala que su gremio trabaja conjuntamente con el Ministerio de Trabajo y Previsión Social para solicitar inspecciones periódicas que les ayuden al cumplimiento de las normas tanto en las empresas públicas como privadas, sin embargo, este sector sigue siendo uno de los más afectados por los accidentes laborales.

“En esta área tenemos mucho trabajo con todo el Comité Ejecutivo de la Federación para ver la seguridad de los trabajadores, con el Ministerio de Trabajo y otros sectores gestionamos cursos de capacitación y últimamente ya no se ha visto mucho accidente”, indica.

De acuerdo a datos oficiales, solo en Potosí los accidentes con muerte en la minería son de al menos 70, sobre todo en las cooperativas que son las que menos seguridad industrial tienen.

Fotografía Nro
Trabajadores mineros.

Sin políticas nacionales para seguridad industrial

Pascual Velásquez Osorio, presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB), señala que en el país hay algunas normativas en tema de seguridad industrial, pero que son generalmente de países vecinos, y “una normativa propia como Estado, hasta donde yo tengo entendido no hay, solamente hay algunas guías, algunos manuales que son generalmente copias de afuera”.

Velásquez refiere que como SIB están promoviendo la elaboración de normas en las distintas áreas de la ingeniería, como por ejemplo la normativa de Sello Sísmico, que ya está vigente; normativas de Sello Geotécnico que ya está en borrador; y, la Guía Nacional de Presas.

Indica que también están proyectando armar un comité para generar una normativa propia de seguridad industrial, debido a que ayuda mucho a que los especialistas tengan una norma propia del Estado para guiarse, y para que el Estado, cuando hay algún problema como lo ocurrido con la caída de la estructura metálica del estadio Agustín Ugarte, en Potosí, “posea una normativa específica para el diseño de estructuras metálicas”.

En julio de este año, fuertes vientos de hasta 34 kilómetros por hora derribaron una de las estructuras metálicas que soportaba las nuevas luminarias del principal escenario deportivo del departamento.

Velásquez destaca la importancia de una normativa propia sobre seguridad industrial debido a que, al tenerla y estando en algún litigio legal, se puede establecer responsabilidades. “Ahí es donde el Estado se encuentra con problemas porque no tiene un instrumento técnico legal para poder hacer seguimiento”.

Céspedes señala que, respecto a accidentabilidad o frecuencia de accidentes, Bolivia está casi a la par con los países de la región, pero donde hay problemas es en la elaboración de políticas públicas para el tema ocupacional.

“Estamos aproximadamente en unos 10 accidentes laborales por día, y países como Perú, Argentina y Paraguay están más o menos entre 8, 10, 12, pero en tema de políticas públicas de seguridad ocupacional ahí es donde estamos tropezando bastante, tenemos varias limitaciones porque incluso nosotros mismos —como INSO— tenemos problemas para poder tener un alcance fuerte, y es por la falta de difusión y todo eso, pero es algo en lo que estamos trabajando con mucha más fuerza”, dijo.

La Sociedad de Ingenieros de Bolivia indica que en el país falta una cultura de seguridad en las empresas, donde las causas de los accidentes en el trabajo se deben principalmente a dos factores: falta de capacitación en seguridad y prevención y carencia en las medidas de seguridad, sobre todo en el área de la construcción. Las empresas carecen de los dispositivos como andamios certificados y escaleras certificadas.

Dice que se debe promover una “cultura de seguridad” y las empresas deben cumplir con el Decreto Ley 16998 de Higiene y seguridad ocupacional y bienestar de agosto de 1979, que regula las actividades laborales y que ha ido perfeccionándose con normas técnicas emitidas por el Ministerio de Trabajo para trabajos en altura, trabajos eléctricos, trabajos confinados, entre otros.

Debido a que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) empezó a celebrar el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo cada 28 de abril, esta fecha ha ido cobrando fuerza con el objetivo de promover la prevención de los accidentes y las enfermedades profesionales.

Fotografía Nro
Trabajadores de la construcción.

Sectores y accidentes más comunes

El secretario de promoción científica en la Sociedad Boliviana de Medicina del Trabajo señala que uno de los sectores que presenta mayores accidentes es el minero, sobre todo el sector informal, en las Cooperativas, donde “ellos son al mismo tiempo empleadores y trabajadores y al no contar con inversión en seguridad industrial, se convierten en el rubro más afectado”.

También identifica al rubro fabril donde los mayores accidentes ocurren en mano y también en trayecto, es decir, accidentes de tránsito, asaltos, atropellos, entre otros.

Para Céspedes, de acuerdo a datos del INSO, otros oficios con más accidentes son los de mantenimiento, es decir, los trabajadores que tiene que ver con electricidad, albañilería, mensajería y policías.

“Una de las instituciones más cumplidas en presentar denuncias es la Policía, luego está la Alcaldía de La Paz, y por ende si nosotros sacamos estadísticas, van a ser los rubros con más grado de accidentabilidad”, refiere.

Indica que esto pasa no necesariamente porque en esas instituciones ocurran más accidentes, sino porque son instituciones que cumplen con la norma y cuando hay un accidente laboral lo denuncian. 

“Teóricamente toda persona que se accidenta de una causa laboral debería hacer la denuncia de accidente de trabajo, esta denuncia de accidente de trabajo es un pequeño trámite que hay que hacer, si bien se llama denuncia, no es que uno denuncia a su empresa o a su institución, simplemente notifica a la Seguridad Social —si está afiliado— que ha sufrido un accidente en el trabajo”, señala.

Velásquez, presidente de la SIB, refiere que, en sus rubros, la mayor tasa de accidentes, al no haber una exigencia en la adopción de medidas de seguridad, ocurre especialmente en las edificaciones privadas, y sucede generalmente por el tema del ahorro, es decir, “no compran todos los accesorios de seguridad industrial y cuando no hay una normativa o una autoridad que exija, hay un relajo en los constructores”.

“Por eso es importante tener normativas nacionales para que a través de estos instrumentos técnico legales, el Estado a través de sus municipios, de sus gobernaciones, pueda exigir el tema de la seguridad industrial”, remarca.

Señala que los accidentes que pasan mucho son la caída de andamios que están mal hechos, a veces por la falta de prevención misma de los obreros que incluso al tener su arnés de seguridad no lo utilizan.

Los hombres son los que más sufren accidentes laborales y las edades más vulnerables están entre 20 y 40 años, es decir, “gente muy joven con potencial en el área de construcción, en el área eléctrica, minera e industria”.

Inca coincide con esta afirmación, de acuerdo a datos de la seguridad social. Dice que ocurre sobre todo porque los varones son los que más tienen exposición a estos riesgos, frente a muy pocas damas que trabajan, por ejemplo, en el sector minero y construcción.

El secretario Seguridad Industrial de la FSTMB indica que en su rubro al haber varios tipos de trabajo en la explotación en interior mina, los accidentes son diversos, pero sobre todo ocurren por caída de rocas a la cabeza, por descarrilamiento y aspiración de gas.

Los accidentes laborales son prevenibles -como señala Céspedes-, sin embargo, siguen ocurriendo por miles en Bolivia, afectando a una masa laboral que ve disminuida sus funciones, causando un grave daño a la economía de las empresas, a la seguridad social y al Estado que pese a ello no cuenta con estudios sobre los impactos.

Fotografía Nro
Trabajadores de construcción civil.

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