Este 10 de octubre, el país recuerda cuatro décadas de la recuperación democrática, sin embargo, un historiador, un exdirigente y políticos hacen hincapié en la falta de independencia de poderes y la persecución política.
La Paz, 9 de octubre de 2022 (ANF).
– El
historiador Fernando Cajías percibe que en 40 años de democracia en Bolivia hubo
importantes avances sociales y políticos, sin embargo “se agudizó profundamente”
la desinstitucionalización, la injusticia y la persecución política a quienes
no están de acuerdo con la ideología del gobierno de turno.
“Adolecemos
enfermedades de base desde la República, pero ahora se ha agudizado
profundamente el tema de la justicia y eso hace que nuestra democracia no pueda
ser calificada como otras democracias, por ejemplo: la sueca o la noruega; hay
un Poder (del Estado) que funciona irregularmente y es la justicia”, analizó
Cajías.
Manifestó
que entre la población hay una percepción que no cree que puede ser juzgada
imparcialmente porque no confía en las instituciones que administran justicia,
lo que representa una preocupación.
El
otro factor negativo para la democracia es la persecución política. Explica que
un claro ejemplo es el caso de la expresidenta Jeanine Añez, que está
encarcelada por temas políticos. “Es un problema que después de 40 años no nos
permite generar una democracia plena”, acotó.
En
el contexto actual, para Cajíaslos
líderes de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca) sufren
persecución política, quienes fueron encarcelados en tiempo record, con varias
irregularidades y en medio de denuncias de tortura.
Un
tercer elemento para que la democracia no sea plena en Bolivia, según Cajías, es
el paralelismo institucional, es decir, la creación de entidades y
organizaciones paralelas, alentadas por el Gobierno. Es el caso del mercado de
coca en Villa El Carmen, en La Paz.
El
17 de julio de 1980 un grupo de militares a la cabeza de Luis García Meza y
Luis Arce Gómez asestaron un golpe de Estado sangriento, derrocando al gobierno
democrático de Lidia Gueiler e impidiendo la asunción de Hernán Siles Zuazo.
Sin
embargo, las pugnas militares llevaron a que García Meza renuncie en agosto de
1981, cedió el poder al General Celso Torrelio Villa, que no hizo nada para
retornar a un sistema democrático.
En
julio de 1982 el sector militar que respondía a García Meza intentó un nuevo golpe
fallido, pero provocó la caída de Torrelio Villa, quien fue reemplazado por el
General Guido Vildozo, con el mandato de organizar la transición hacia un
régimen democrático.
Tras
una seguidilla de acciones militares, la dictadura colapsó y el último
presidente de facto de ese tiempo, Vildozo entregó el mando a Siles Suazo. Bolivia
recuerda ahora cuatro décadas de esa asunción al poder.
Dos miradas políticas
El
gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y la opositora Creemos tienen dos
posiciones opuestas respecto a su percepción sobre el sistema en el que
vivimos, que refleja la polarización política.
El
diputado Sandro Ramírez (MAS) sostiene con firmeza y destaca como positivo que
después de cuarenta años en el país todavía se respira democracia, además que la
población decide con su voto quién gobernará Bolivia
“Antes,
los gobiernos neoliberales decidían por nosotros y las organizaciones sociales no
eran tomadas en cuenta. (…) También tenemos que recordar que en 2019 pretendían
nuevamente desestabilizar el país”, subrayó.
Sin
embargo, para el diputado de Creemos Erwin Bazán, Bolivia no vive una
democracia real, sino una aparente porque no existe independencia de poderes
del Estado que es la base de un sistema democrático pleno.
“El
Órgano Legislativo es un apéndice de las decisiones que toma el Ejecutivo que
tiene a su vez controlado completamente al Judicial. No existe independencia de
poderes; por tanto, ante la evidencia, ¿será que podemos hablar de
democracia?”, cuestionó Bazán.
Su
colega de partido María René Álvarez sostiene que la democracia en Bolivia está
enferma porque el Gobierno de turno utiliza a los indígenas y a las
organizaciones sociales para disimular que en el país marcha todo bien, cuando
es todo lo contrario.
De La Cruz: La democracia se
debilita gravemente como "diabetes"
En
criterio del exdirigente alteño y abogado indígena Roberto De La Cruz
antiguamente los dictadores eran militares que quitaban sus derechos a la
población, ahora son "los falsos socialistas del siglo XXI cómo Hugo
Chávez, de Venezuela; Daniel Ortega, de Nicaragua y; en Bolivia, Evo Morales.
Estos no se diferencian en nada con los dictadores de uniforme”.
El
exdirigente afirma que en los últimos 15 años la salud de la democracia se debilitó
gravemente al asemejar la situación a un problema de salud como la “diabetes”,
una enfermedad invisible que “algunos fanáticos no sienten el dolor que está
causando a la gran mayoría de la población”.
De
La Cruz subrayó que las protestas en un sistema democrático estaban
garantizadas en el marco de la Constitución Política del Estado, pero que con
el Gobierno es todo lo contrario, dirigente que lidera una protesta
inmediatamente es encarcelado, protesto.
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