Defensores de los DDHH y medioambiente ven erosionar a la democracia
Compartir en:
9OCT
Activistas en la defensa de la naturaleza y el medio ambiente. Foto: ANF
9 de Octubre, 2018
Defensores de los DDHH y el medioambiente alertan de un clima deteriorado de la democracia en el país, marcado por la descalificación y criminalización de organizaciones de la sociedad civil y líderes indígenas que resisten megaproyectos y actividades extractivistas.
La
Paz, 9 de octubre (ANF).- A 36 años de la recuperación de la
democracia, defensores de los Derechos Humanos, la naturaleza y el
medioambiente, coinciden que en los últimos años, y paradójicamente en el
Gobierno de Evo Morales, se erosionó la democracia. Esto se reflejó en la
reducción de espacios cívicos, asfixia económica a organizaciones de la
sociedad civil y la penetración a territorios indígenas sin consentimiento.
“Hay una situación especial;
hace unos años claramente se ha dado una reducción del espacio cívico, que es
uno de los mayores indicadores de la vitalidad democrática, que la sociedad sea
capaz de participar en las decisiones que más le afectan a su vida, y lo que
más nos afecta son las decisiones que tienen que ver con el uso de nuestros
recursos”, afirma Marco Antonio Gandarillas, investigador del Cedib
A criterio del sociólogo,
medioambiente es algo así como “una mala palabra” para las autoridades
gubernamentales, que han descalificado a quienes han observado megaproyectos o
actividades extractivistas con grandes impactos socioambientales, como si se
tratara de oposición al desarrollo.
Una de las grandes
paradojas, según Gandarillas, es que un Gobierno que fue tildado como
oenegistas, porque varios ministros fueron miembros prominentes de ONG, hoy en
día descalifique el trabajo de defensa de los Derechos Humanos.
“Nuestro Estado, es un
Estado con pretensiones totalitarias; pretende ser representante de toda la
sociedad civil y es ajeno a la crítica, a las voces disidentes y al libre
pensamiento (…). Trata de controlarla y su estrategia respecto a los defensores
de los DDHH, fue las tomas físicas de sus sedes, la invalidación de su estatus
legal a través de la ley 351 que obliga a las ONG alinearse a las políticas de
este Gobierno que es totalmente extractivista”, señala.
“Somos
criminalizados en nuestros territorios”
La líder indígena Ruth Alipaz Cuqui, a
nombre de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los ríos Beni Tuichi y Quiquibey, denunció ante el Foro
Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU en Nueva York, el
incumplimiento del Gobierno al convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas y la
Constitución, al no convocar a consultas previas antes de ejecutar megaobras o
actividades extractivas en territorios indígenas.
“El Gobierno dice que antes
nadie se ocupaba de nosotros, pero a través de nuestras luchas hemos
reivindicado nuestros derechos, y estos gobiernos que se decían de la derecha
son los que han reconocido nuestros territorios como derecho de los pueblos
indígenas, lo cual ahora está siendo muy violado, avasallado”, afirma a ANF.
Alipaz Cuqui, quien no
oculta su orgullo por haber sido la primera mujer de su comunidad San José de
Uchupiamonas en concluir sus estudios de colegio lejos del calor de su familia
y después la universidad, considera que los derechos humanos están fuertemente
vinculados a la democracia.
“Los defensores de derechos
principalmente en los territorios estamos siendo criminalizados, y como mujer
ni qué se diga, creo que hemos enfrentado todo tipo de violencia, no solo a
nivel de desarrollo como mujeres, sino también, en el momento en que queremos
emprender algo como mujeres, autónomamente e independientemente también somos
violentadas”, asegura.
En análisis de la dirigente,
hubo bastante avance normativo en relación a los derechos de los pueblos
indígenas en el país, pero sólo en papel, pues en la práctica se violan los
derechos a la consulta previa, al consentimiento, en los territorios indígenas
donde hay mujeres, niños y personas con discapacidad.
“Hay mecanismos como la ONU
que quizás no sean perfectos, pero tomamos esos espacios, y eso ha ocasionado
la respuesta del Gobierno donde me niega la identidad de indígena, me niega el
hecho que pueda tener una actividad económica, tachándome como empresaria, o
que me pagó una ONG para viajar. No es un delito, más cuando es para defender
de manera férrea la vida”, señala.
“Nos
quieren negar la identidad por resistir a megarepresas”
Para Álex Villca, vocero de
la Coordinadora de Defensa de la Amazonía y líder de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey, la vida en San José de Uchupiamonas se
tornó más complicada desde que hizo conocer su voz de rechazo a las
megahidroeléctricas en la Amazonía, y en respuesta el Gobierno optó por dividir
a la comunidad.
“Estamos entrando al límite
de que quienes estamos defendiendo tierras y territorios incluso somos
amenazados de ser expulsados de nuestras tierras, incluso por nuestros propios
hermanos indígenas, acusados de no querer el desarrollo (…). Utilizan a
nuestros propios hermanos de ser desconocidos a ser parte de una nación”,
afirma el también indígena emprendedor del ecoturismo.
Villca cree que Bolivia vive
un escenario de “democracia camuflada”, que agoniza, y en ese contexto dice que
el ser defensores de la Madre Tierra, defensores de la naturaleza y de los
pueblos indígenas es bastante peligroso.
Después de asistir a varios
encuentros internacionales de defensores de la naturaleza, Villca afirma que el
ponerse del lado de la defensa de los derechos humanos y de los pueblos
indígenas es altamente peligroso, no solo en Bolivia, sino en América Latina.
“Si bien en Bolivia no se
muestra todavía con asesinatos a los líderes y lideresas de las distintas
ecoregiones, estamos llegando de a poco a esos extremos y debemos ser sabios
los bolivianos para dar una lectura al terreno al que nos está conduciendo los
megaproyectos, las carreteras que atraviesan parques nacionales, los
monocultivos, las represas, la exploración y explotación petrolera y la
extracción minera que genera conflictos sociales”, asegura.
Carvajal considera que en los últimos 12 años del actual Gobierno “no hubo un cambio real en el tema de derechos humanos y democracia”. Remarca que la injusticia y la pobreza continúan afectando a los bolivianos.
Defensores de los DDHH y el medioambiente alertan de un clima deteriorado de la democracia en el país, marcado por la descalificación y criminalización de organizaciones de la sociedad civil y líderes indígenas que resisten megaproyectos y actividades extractivistas.
El exministro de Defensa Javier Zavaleta y los analistas en seguridad Samuel Montaño y Jorge Santiestevan plantearon que la institucionalidad de las Fuerzas Armadas ha quedado lesionada tras la toma militar de la plaza Murillo por el general Juan José Zúñiga.
Raúl Uría, dirigente de la Juventud yungueña, está detenido en la cárcel de San Pedro hace 20 meses. Su abogado dice que no hay prueba de que es un "traficante de armas"; su madre suplica que sea liberado.