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ALCALDIA LA PAZ - actualizado septiembre 1
 

Opinión

El extravió de la oposición tradicional

7 de Mayo, 2024
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ROLANDO TELLERIA A.

Desde aquella aguda crisis de representación y credibilidad que se produce en el final del ciclo de la democracia pactada, en octubre del 2003; la oposición política tradicional al Movimiento al Socialismo (MAS), desde el 2005, nunca pudo competir dignamente en las urnas. Son cinco elecciones, de abrumadoras derrotas continuas. 

Para comprender mejor esa pobre performance, veamos los resultados de esas últimas elecciones.

En los comicios de diciembre del 2005, todavía la oposición emergente, enfrenta al candidato del MAS, dividida en cuatro fuerzas: PODEMOS; el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); Unidad Nacional (UN) y la Nueva Fuerza Republicana (NFR). Juntas, las cuatro fuerzas políticas, logran el 43,6%. El MAS, con Evo Morales, en una votación histórica, arrasan con casi el 54% de la votación. Morales logra condensar a su favor el acumulado descontento social. Por ello, no es aventurado afirmar que fue el abominable engendro de la partidocracia. Su accionar corrupto y prebendal, “patrocino” el camino para la toma del poder.

En las elecciones de diciembre del 2009, estrenando la Constitución del Estado Plurinacional, con nuevas reglas de juego, la oposición tradicional enfrentará a Evo Morales y el MAS, igual que el 2005, dividida en cuatro fuerzas políticas: Plan Progreso para Bolivia- Convergencia Nacional (PPB-CN); Unidad Nacional (UN); Alianza Social (AS) y el Movimiento de Unidad Social Patriótica (MUSPA). Juntas, apenas logran el 36.09%. Por su parte, el MAS, alcanzara su máxima votación histórica, aproximándose al 64%. Si se observa bien, acá tiene inicio aquella inédita concentración de poder en manos de una persona y un partido. Esa brutal concentración de poder, donde las fuerzas opositoras tienen una gran cuota de responsabilidad, se reflejará en la composición mayoritaria, con más de dos tercios, en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

En las elecciones del 12 de octubre del 2014, otra vez dividida, la oposición tradicional participara con tres fuerzas políticas. A saber: Partido Demócrata Cristiano (PDC), a la cabeza de Jorge Quiroga; Unidad Demócrata (UD) a la cabeza de Samuel Doria Medina y el Movimiento sin Miedo (MSM) a la cabeza de Juan del Granado. Juntas, las tres fuerzas, apenas lograran el 35,98%. El binomio masista, por su parte, logrará el 61,36%. Otra vez, incapaces de asimilar las lecciones de sus errores y su aguda miopía, la oposición funcional contribuirá nuevamente a esa nociva concentración de poder.

Ahora bien, para las elecciones fallidas del 2019, después del histórico resultado de la consulta popular del 21 de febrero del 2016, donde se rechaza la re-re-repostulación del caudillo -con claros síntomas de síndrome de Hubris, la enfermedad del poder--; otra vez extraviada, la oposición tradicional enfrentará esos comicios dividida en cinco fuerzas: Comunidad Ciudadana; la alianza política, Bolivia dice NO; el Partido Demócrata Cristiano (PDC); Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). En esta ocasión, al no conformar un solo bloque, desaprovecharán la oportunidad histórica de aspirar, por lo menos, a segunda vuelta.

Como todos saben, ante el inminente fraude, confirmado por Organización de Estados Americanos (OEA), en una auditoria pedida por el propio Morales, la movilización ciudadana en las calles arrincono al caudillo obligándolo a renunciar el 10 de noviembre, después de 21 días de movilización. El gobierno transitorio, que surge, conformado por representantes políticos de la oposición tradicional, se aplaza rotundamente, propiciando otra vez, en las elecciones de octubre del 2020, el retorno del MAS al poder. 

En estos últimos comicios, la oposición tradicional participara con cinco fuerzas: CREEMOS, a la cabeza de Luis Fernando Camacho; Comunidad Ciudadana (CC); Frente para la Victoria (FPV); JUNTOS, a la cabeza de Jeanine Añez y el Partido de Acción Nacional Boliviano (PANBOL). Juntos lograran el 44,7%, mientras que Arce Catacora del MAS, alcanzara el 55%, logrando el inimaginable retorno.   

Son cinco elecciones en las que jamás se constituyeron en una verdadera y competitiva oposición. Cabe preguntarse, entonces: ¿dónde radica ese rotundo fracaso?

Las respuestas pueden ser variadas. Desde la ausencia de un verdadero liderazgo. hasta la carencia de un serio proyecto político alternativo, además de la inexplicable división. 

Sin embargo, está claro que no tienen la más mínima idea de que, para derrotar al MAS, se le debe ganar en el campo. Jamás podrán vencer al MAS solo con el voto citadino. Sus proyectos y propuestas deben trascender el electorado de las clases medias. Mientras tanto, incluso, divididos, el MAS tiene todas las posibilidades de ganar.

Sería de vital importancia, entonces, que las fuerzas políticas y lideres opositores tradicionales, se compren una brújula para salir de su eterno laberinto. 

El autor es profesor de la Carrera de Ciencia Política de la UMSS

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