La Paz, 20 de marzo (ANF).- Sin duda la expansión del coronavirus ha afectado y seguirá afectando a todos los niveles en el mundo, uno de ellos es la economía. Los mercados, el petróleo y la producción de las empresas han tenido bajas abruptas. Y al tratarse de un país que importa varios productos de América Latina, la actual situación de China afecta de manera directa a quienes dependen de esas exportaciones, como de los minerales.
Si bien en las últimas horas se ha difundido la información de que el país asiático, donde surgió el virus, ha ido superando su crisis de salud y disminuyendo el índice de muertes, las consecuencias de esta emergencia persistirán y particularmente en países de Latinoamérica, que tiene a China como unos de sus socios comerciales principales.
“El impacto de una pandemia mundial por el coronavirus (COVID19) ha implicado una contracción de la demanda mundial de bienes y servicios, una sobreoferta de muchos de éstos y, por tanto, una caída en los precios de venta y en los ingresos de empresas y países en el mundo. En Latinoamérica, se constituye en una amenaza inminente para el crecimiento económico, ya que China es uno de los principales socios comerciales de varios de los países de la región”, destaca el análisis publicado por Harvard Business Review en las pasadas horas.
Países como Brasil, Perú, Chile, Ecuador, Colombia y Bolivia se verán afectados en su economía a raíz de la pandemia, por su relación comercial, la inversión extranjera y préstamos de la mano de China. En el caso de Bolivia se habla de la afectación en el área de la minería.
“La caída de los precios de los metales en el mercado internacional va a provocar el cierre de cientos de cooperativas y unas 50. 000 personas en la calle. Para no depender tanto de los precios internacionales, no hay que vender concentrados de mineral, sino bienes con valor agregado”, asegura Héctor Córdova, expresidente de la Comibol y experto en el rubro de la minería.
De acuerdo a datos de la región, Perú, Uruguay y Chile son los países con mayores volúmenes de exportación a China, con un promedio de 32% de sus productos. En el caso de Bolivia, esta cifra oscila entre el 4 y 4.5% con productos minerales como el zinc.
Pero ante esta alerta y afectación en las exportaciones mineras y la baja de los precios, se hace urgente desarrollar nuevas políticas y estrategias dentro del aparato minero para incrementar los mercados y los réditos, uno de ellos va ligado al valor agregado que se le debe dar al mineral.
“Para no depender tanto de los precios internacionales, no hay que vender concentrados de mineral, sino bienes con valor agregado. El mineral que más vendemos es el de zinc que contiene muchos otros elementos valiosos, pero por los cuales no nos pagan nada. Además, nos cobran el costo de tratamiento para procesar el mineral”, explica Córdova.
En esa línea y ante el escenario que se visualiza, Córdova recomienda, por ejemplo que, durante un año, el gobierno compre el mineral a las cooperativas a un precio mejor que el que pagan las comercializadoras.
Además que desde el Ejecutivo se “promueva la otorgación de un crédito a una empresa privada que traiga la última tecnología del mercado para que instale una planta procesadora en un año. Cuando empiece a funcionar la planta, el gobierno le vende el mineral a un precio mayor que el que pagó. La empresa privada gana porque recupera todo y con valor agregado y tiene un mercado mucho mayor que el de minerales”.
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