La Paz, 19 de junio (ANF).- En esta época invernal, la población trata de combatir el frío con estufas, chimeneas y eso puede resultar peligroso, más si se taponean los ductos de ventilación y no permiten que salga el monóxido de carbono producido por los gasodomésticos, lo que puede provocar la muerte en minutos.
El responsable del Programa Nacional de Gestión de Calidad del Aire del Ministerio de Medio Ambiente, Eduardo Palma, detalló que la contaminación de monóxido de carbono se produce comúnmente a nivel “intradomiciliario”, es decir al interior de las viviendas y ocurre por la mala combustión.
“Muchas personas usan estufas a gas o prenden su chimenea para calentarse y están encendidas por horas, y si no se produce una buena combustión y el gas (monóxido de carbono) se concentra, ese aire respiran las personas y puede ser altamente peligroso si no hay ventilación”, afirmó.
Un acto tan sencillo como hervir agua en caldera también es peligroso, si se deja por horas, indicó.
“A veces uno se olvida que puso a calentar agua y está hirviendo por varios minutos hasta que se consume el material de la caldera y eso genera un gas tóxico”, remarcó el funcionario.
Un asesino invisible
Al monóxido de carbono se lo conoce como “asesino invisible” porque no tiene olor ni color y tampoco irrita, pero que al ser inhalado en altas concentraciones puede provocar la muerte en minutos, señaló, el director del Programa de Soporte Vital para Bomberos, Oliver Llanos.
Llanos recomendó no dormir con estufas prendidas y revisar las instalaciones de gas una vez al año para prevenir intoxicaciones.
Los quemadores de la cocina deben ser de color azul intenso, eso indica que la combustión es la adecuada, pero si arde naranja, los propietarios deben hacer revisar su artefacto o cambiar la garrafa.
Síntomas de intoxicación
Los primeros síntomas de intoxicación con monóxido de carbono son dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, debilidad y pérdida del conocimiento. Los especialistas recomiendan tomar aire fresco, abrir puertas y ventanas, apagar los artefactos de gas, no permanecer en el lugar y recurrir inmediatamente al médico.
En caso de que se haya inhalado el gas contaminante en grandes cantidades, la persona afectada experimenta adormecimiento y somnolencia que no le permite reaccionar y llega a fallecer.
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