La Paz, 9 de diciembre (ANF).- El 80% de los menonitas asentados en el país tiene nacionalidad boliviana, según la investigación “Las colonias menonitas en Bolivia: antecedentes, asentamientos y propuestas para un diálogo” elaborada por Adalberto J.Kopp para la Fundación Tierra.
El estudio pone en evidencia la necesidad de desterrar mitos sobre las colonias –que superan los 50 mil habitantes en el país– y rescatar sus aportes a la agricultura local con tecnología y modelos de diversificación productiva.
“Se relaciona a las colonias menonitas con la llamada ‘extranjerización’ de la economía agraria (…) y a diferencia de las empresas extranjeras típicas, ellos no exportan sus ganancias al exterior, sino que las invierten localmente en bienes productivos, en infraestructura, en sus viajes y desde luego en la compra de tierras”, sostiene J.Kopp.
El 90% de las colonias menonitas de Bolivia residen en Santa Cruz desde hace cinco décadas, cuando los gobiernos de turno comenzaron a ofrecerles “privilegios” para que enriquecieran con aportaciones externas en capitales y tecnología a un país que entonces carecía de ellas.
Respetar la no obligatoriedad del servicio militar por principios “pacifistas”, la liberación de impuestos a las importaciones o las facilidades migratorias fueron algunas medidas excepcionales que promovieron el fomento de la inmigración menonita desde la década de los 60-70.
De los llamados “privilegios” hoy solo se mantiene la excepción al servicio militar. Pese a ello, el investigador matiza que todavía “persiste la confusión entre sectores sociales y políticos sobre un supuesto trato preferencial hacia ellos”.
Actualmente existen en Santa Cruz 50 colonias que ocupan más de medio millón de hectáreas, lo equivalente a la cuarta parte de las tierras cruceñas en producción. El promedio de superficie por colonia se sitúa entre 10 mil y 12 mil hectáreas con asignaciones familiares de 50 a 60 hectáreas.
Dentro del departamento se asientan principalmente en los seis municipios de las tres regiones de mayor dinámica expansiva de la frontera agrícola: Pailón y San José de la Chiquitina, San Julián y Cuatro Cañadas del norte integrado, y Cabezas y Charagua del Chaco.
La investigación destaca la diversificación productiva de las colonias que “destinan solo una quinta parte de sus tierras a la producción soyera (…) y sobresalen la ganadería y la industria lechera”.
La competencia actual con otros productores ha motivado a las colonias a expandirse hacia la Amazonía, en el norte, y hacia el Chaco de Tarija, en el sur. No obstante, J.Kopp califica estos emprendimientos de “modestos” y “poco exitosos” hasta el momento.
El estudio atestigua la omisión histórica del Estado que se desentendió de “la integración, la definición del status jurídico y el rol de la economía regional de las colonias” y concluye que el diálogo tendrá que abordar estas cuestiones de fondo para lograr la verdadera integración de las colonias.
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