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SEMBLANZA/ Hugo Chávez, ¡una oportunidad más!

Su consigna de campaña es ¡Chávez, corazón de patria! Y guarda consonancia con innumerables proclamas en las que ha dicho que es el “único” capaz de gobernar Venezuela.
4 de Octubre, 2012
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El presidente de Venezuela, Hugo Chavez. Foto: ANF
El presidente de Venezuela, Hugo Chavez. Foto: ANF
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Por HERNÁN MALDONADO, Corresponsal

MIAMI/CARACAS, 5 Oct. (ANF) - Las lágrimas corren frondosas por los costados de sus mejillas. De su inconfundible voz sale una plegaria: Dios mío. No me lleves todavía. Dame un poco más de tiempo para completar mi tarea.

La multitud vestida de rojo aplaude a Hugo Chávez Frías, el viejo soldado de 58 años. Está en Apure, en lo hondo de la inacabable sabana venezolana, donde admite sus dificultades para desplazarse.

Un cáncer no identificado carcome sus entrañas desde junio del 2011. Los médicos creen que decidió quemar todas sus naves en su tenaz empeño por ser reelegido por tercera vez en los comicios presidenciales del 7 de octubre.

“Ya no puedo caminar, recorrer ésta sabana”, dice secándose las lágrimas, al evocar a un personaje de la mítica novela de Rómulo Gallegos, “Doña Bárbara”.

Dos días después, parece haberse olvidado el humilde papel en Apure y en una nueva concentración vuelve a ser el Chávez de siempre. Amenaza a sus rivales con aplastarlos, aniquilarlos, pulverizarlos, volverlos polvo cósmico.

Los acusa de golpistas, sin recordar que decenas murieron en las frustradas intentonas que encabezó en febrero y noviembre de 1992 contra el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez.

Sus huestes son trasladadas de ciudad en ciudad en autobuses. Son en su mayoría empleados de empresas estatales. Su gobierno de 14 años ha duplicado a 2,5 millones los empleados públicos.

Centenares de miles más viven de los subsidios, las becas, comisiones, dádivas. Esa es su mayor logro en su lucha contra la pobreza aprovechando ingresos fabulosos. El barril de petróleo costaba $12 cuando tomó el poder. Ahora supera los $100. Pero la inseguridad, el desempleo, desabastecimiento, la infraestructura vial en pedazos, la ruina de los sistemas de salud, educación, la escasez de electricidad y agua, son plomo en el ala para Chávez.

El pasado fin de semana, en lo que el médico Rafael Marquina estima que es una “consecuencia de los abusos de los esteroides que lo perturban mentalmente”, Chávez hizo una extraña petición.

Fue en Maturín, al oriente del país. Les dijo a sus huestes que no importa los apagones, que no haya agua, que nos les den viviendas, que las calles estén rotas, que “lo que importa es la patria”. ¡Y claro! La patria es él. Su consigna de campaña es ¡Chávez, corazón de patria! Y guarda consonancia con innumerables proclamas en las que ha dicho que es el “único” capaz de gobernar Venezuela.

Parece que 14 años no fueron suficientes y en uno de sus últimos discursos reconoció la ineficiencia de su gobierno, la corrupción, pero prometió que ahora corregirá y “seré mucho mejor presidente”. “Necesito una oportunidad más”, imploró.

A lo largo de su campaña, mayormente a través de la televisión por sus limitaciones de locomoción, Chávez no ha tenido una palabra de simpatía por su joven rival, Henrique Capriles Radonski, de 40 años.

A los adjetivos de candidato de la oligarquía, la burguesía, el imperio norteamericano, pitiyanqui, judío, fascista, sumó esta semana el de “pelele de la antipatria”, aunque en su discurso en Barquisimeto dijo a gritos: “¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel!

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