La Paz, 12 dic (ANF).- El Papa Francisco hace un llamado urgente al mundo para un trabajo conjunto en el rescate de millones de víctimas de la trata y tráfico de personas. En clamoroso pedido exhorta a fieles y personas de buena voluntad a trabajar en la lucha contra esta plaga criminal que afecta a los más vulnerables de la tierra.
“Esto no puede continuar. Es una grave violación de los derechos humanos de las víctimas y una afrenta a su dignidad, además de una derrota para la comunidad mundial”, remarcó el Pontífice al referirse a los millones de personas que sufren este comercio.
“La trata de personas es un crimen contra la humanidad”, dejó sentado el Vicario de Cristo al señalar que “es necesaria una toma de responsabilidad común y una voluntad política más fuerte para vencer” esta lacra. Al mismo tiempo exhorta al mundo a “un profundo examen de conciencia”, porque no es sólo los que están involucrados directamente, también quienes no hacen nada.
Francisco pide “una intervención legislativa adecuada en los países de origen, tránsito y llegada, también para facilitar la regularidad de las migraciones”, puesto que acciones como éstas “pueden reducir el problema”.
Es indispensable asumir “responsabilidad hacia los que han caído víctimas de la trata de personas, para proteger sus derechos y para garantizar la incolumidad de sus familiares, para evitar que los corruptos y los delincuentes eludan la justicia y digan la última palabra sobre las personas”.
Con la firmeza de la autoridad que le da el servicio a los seres humanos, Francisco puntualizó que “es una vergüenza” que millones de personas “sean tratadas como objetos”, comercializadas cual si fuesen cosas.
Ante esta realidad el Papa señala que “todas las personas de buena voluntad, sea que profesen una religión o que no lo hagan, no pueden permitir que estas mujeres, estos hombres, estos niños sean tratados como objetos, engañados, violados, a menudo vendidos y revendidos, con diferentes fines y, al final, asesinados, o de cualquier forma dañados en el cuerpo y la mente, y por fin, desechados y abandonados”.
Este jueves, al recibir las credenciales de 16 nuevos embajadores, el Pontífice retomó el tema que está afectando a millones de seres humanos, calificando este tráfico como forma de esclavitud, puesto que niñas, niños y adolescentes son alejados de sus familias para ser explotados laboral y sexualmente.
El “contrabando humano”, como están denominando en algunas partes del mundo a este tráfico de personas afecta a todos los países, incluyendo a los más desarrollados o industrializados.
“Afecta a los más vulnerables de la sociedad: las mujeres, los niños y niñas, los discapacitados, los más pobres y los que provienen de situaciones de desintegración familiar y social”, dice el Papa, señala un informe del Vatican Information Service (VIS).
“En ellos, de manera especial, nosotros los cristianos reconocemos el rostro de Jesucristo, que se ha identificado con los más pequeños y los más necesitados. Otros, que no se refieren a una fe religiosa, en nombre de la humanidad común comparten la compasión por sus sufrimientos, con el compromiso de liberarlos y curar sus heridas. Juntos podemos y debemos luchar para que se les libere y se ponga fin a este horrible comercio”, remarca.
“La persona humana nunca debe ser comprada y vendida como una mercancía. Quién la utiliza y la explota, aunque sea indirectamente, es cómplice de este abuso”, deja en claro al referirse a “una plaga social de nuestro tiempo” y pedir a los representantes de los distintos países que sean portavoces de estas reflexiones “porque creo en el valor y la fuerza de un esfuerzo concertado para combatirla”.
“Insto a la comunidad internacional a hacer todavía más concorde y eficaz la estrategia contra la trata de personas para que, en todas las partes del mundo, los hombres y las mujeres nunca sean utilizados como un medio, sino respetados siempre en su dignidad inviolable”, finalizó. //JTI///Jlc///
