La Paz, 09 jun (ANF).- El Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como el Banco del Vaticano, está empeñado en fortalecer su sistema de vigilancia para evitar el lavado de dinero, pero por principio “no” tiene cuentas numeradas.
De todas maneras, tiene como principal misión recuperar su buena reputación, asegura el presidente del IOR, Ernst von Freyberg, al puntualizar que esta entidad “no” está considerada como una “jurisdicción crítica” en el Moneyval, que es el órgano para la lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo del Consejo de Europa.
Con la certeza de que “no hay cuentas numeradas” en el IOR, su presidente puntualiza que “desde 1996 es técnicamente imposible en nuestro sistema asentar un depósito numerado”, además “sería contra las leyes del Vaticano”. Por si fuera poco, “yo mismo he examinado el sistema y he hecho controles aleatorios, y no encontré ninguna pista de cuentas numeradas”, subraya.
Con la finalidad de acelerar la adaptación a los sistemas de seguridad financiera, el nuevo ejecutivo contrató a la que “es probablemente la consultora más importante en lavado de dinero, para revisar cada una de nuestras cuentas y para revisar nuestras estructuras y procedimientos, a fin de detectar operaciones de lavado de dinero”.
Freyberg recuerda que la Santa Sede se ha comprometido a cumplir las normas internacionales. “Yo aplico la ley y también las normas más estrictas que se exigen a nuestros bancos corresponsales”, remarca al dejar en claro que “no hay cuentas numeradas” en el IOR, además que desde 1996, “es técnicamente imposible” tener un depósito sólo con una identidad numérica.
“Mi sueño es que nuestra reputación sea tal que las personas no piensen más en nosotros cuando piensen sobre el Vaticano, sino que escuchen lo que el Papa dice”, señala el máximo ejecutivo del “Banco Vaticano” en una entrevista con Gaudium Press.
NO ES UN BANCO
El IOR “está altamente capitalizado, tiene un patrimonio de alrededor de 800 millones de euros”. Esta posición le permitió bandear la crisis financiera del 2008 sin necesidad de salvataje, dice orgulloso el alemán que se trasladó a Roma para ejercer el servicio a la Iglesia.
Este Instituto “no es un banco”, aclara al puntualizar que “no” presta dinero, tampoco hace inversiones directas ni actúa como contraparte financiera. De igual modo, “no especulamos con divisas ni con bienes” y deja en claro: “Nuestra actividad fundamental es recibir dinero como depósito”.
Esta entidad financiera atiende a 19.000 clientes con cuentas que les permite cumplir su misión en el mundo, pues, las obras requieren recursos no sólo en Roma, sino en el resto del globo donde está una Orden religiosa o una obra.
Como “nuestra misión es servir”, entonces el IOR recibe depósitos, por los que paga intereses. Esos recursos son invertidos en bonos gubernamentales, algunos bonos corporativos y en el mercado interbancario, esto que le reporta intereses al Instituto y una ganancia, con la cual anualmente contribuye con 55 millones de euros al presupuesto del Vaticano,
“Además, obtenemos algunas ganancias en los precios de los bonos que suben y bajan, con ello usted puede ver cuál es nuestro beneficio. También hay un margen de interés, es decir, hay cambios en los valores de los bonos que tenemos en nuestro poder”, agrega von Freyberg.
“La transparencia es clave, pero no solamente ella, sino también que se es transparente cuando se está completamente limpio, tal como se debe serlo cuando se quiere ser aceptado en el sistema financiero internacional”, deja en claro. //JTI//
