De Roux fue un promotor del Sí. Foto: Colombiano.com
La Paz, 3 de octubre (ANF).- El sacerdote jesuita Francisco De Roux, que promovió el Sí al acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, considera que, luego del triunfo del No, “es el momento de oírnos, comprendernos y reconciliarnos con quienes por razones sociales, políticas, institucionales y éticas, piensan distinto. De aceptarnos en nuestras diferencias”.
Asegura que mantendrá y redoblará su entrega a la causa de la paz, pero que ahora lo hará incorporando a los demás.
“Vamos a mantener y redoblar el entusiasmo con que nos entregamos a la causa de la paz, pero vamos a hacerlo incorporando a los demás. Aceptando su comprensión distinta, escuchando sus argumentos y temores y rabias. Y colocándonos más allá, en el ser humano que somos todos y todas”, escribió en un artículo que este lunes se publica boletín de noticias del Apostolado Social de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL).
Considera que es hora “de revisar desde todos los lados qué es lo que cada quien tiene que cambiar, para que todos seamos posibles en dignidad en una paz que nos traiga la tranquilidad a todos y a todas”.
Francisco de Roux Rengifo, S.J. es un sacerdote jesuita colombiano, fundó y dirigió el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, fue provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, hombre cercano a las comunidades de campesinos y víctimas de la violencia, y un soñador y constructor de la paz en Colombia.
De Roux destacó tanto la declaración del presidente Juan Manuel Santos (promotor del Sí) como la del expresidente Álvaro Uribe (promotor del No) porque el primero reconoce el triunfo del No como “un demócrata” y el segundo adopta una posición constructiva y reconciliadora.
“Felizmente la declaración del Presidente Santos ha dado tranquilidad a todos. Porque reconoce como demócrata el triunfo del No. Mantiene el cese bilateral al fuego. Llama a un replanteamiento de los acuerdos de paz incorporando a quienes ganaron. Y ordena a los negociadores del gobierno que retomen el diálogo con las FARC dentro de la nueva realidad política”, indicó el jesuita.
“Igualmente es de resaltar la actitud constructiva y reconciliadora del expresidente Uribe que reitera su voluntad y paz, invita a las FARC a continuar en la negociación, y plantea los aspectos jurídicos, institucionales, sociales y económicos que quienes votaron por el No consideran indispensables para ser incorporados en los acuerdos”, señaló.
El sacerdote explica, además, que en su trabajo por el Sí, no luchó “por el futuro político del presidente Santos, ni tampoco contra el futuro político del expresidente Uribe, ni luchábamos por el futuro político de las FARC”. Según dijo, lo que importaba era que “pidiéramos vivir como seres humanos”.
“Luchábamos por superar la crisis espiritual del país que nos sumió en la destrucción de nosotros como seres humanos. Soñamos que íbamos a dar un primero paso aprobando la negociación con las FARC, pero no lo logramos como queríamos. Seguramente porque nosotros también formamos parte de la crisis, como colombianos que somos”, dijo.
En ese contexto, agradeció a Dios porque Colombia es una democracia, “y la democracia, con la llamada a que el pueblo se manifieste, tiene la virtud de colocarnos en la realidad, gústenos o no nos guste”.
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