La Paz, 03 nov (ANF).- El gas no convencional (GNC), gas shale, no es una varita mágica, por el contrario transnacionales están retrocediendo, China, el gran consumidor, está tomando su tiempo para estudiar esta solución. Sin embargo, Argentina quiere apostar su futuro al yacimiento de gas de esquisto de Vaca Muerta.
“Pero en energía no existen soluciones mágicas”, asegura el experto en hidrocarburos Carlos Miranda al puntualizar que “no existe una “penicilina energética”, y para dejar esto por sentado señala que “dejar de importar LNG (gas natural licuado) en Estados Unidos fue una hazaña que tomo 10 años de trabajo en GNC”.
De todas maneras, “este último año”, en el país del Norte, “el GNC está perdiendo su brillo” y tanto es así que “compañía tan importantes como BG y BHP han indicado que las billonarias adquisiciones de áreas que han realizado, las están consignando en su contabilidad como perdidas”.
En el caso de China, que es el mayor comprador de energía en el mundo, “ha informado que se está tomando un tiempo de estudio antes de intentar producir GNC” (shale gas), por lo que “mientras tanto está construyendo un gasoducto de 5.000 kilómetros de largo”.
Y “Polonia, que es abastecida con gas ruso por gasoducto, no realiza acciones para desarrollar sus posibles áreas de GNC”, señala Miranda al indicar que “parece estar no muy convencida o no quiere malquistarse con el Sr. Putin”.
En tanto que “Francia, oficialmente, ha decidido que en su territorio no se realizarán actividades para explotar GNC”. En tanto que “el resto del mundo está expectante y algo confundido”, señala Miranda.
“Pero Argentina está ilusionada con el GNC”, pues, cuando irrumpió el gas no convencional fue como la luz al final del túnel, puesto que el vecino país necesita reservas gasíferas cuanto antes, su consumo masivo así lo exige.
La demanda argentina de gas natural está en el orden de 130 millones de metros cúbicos por día (MCD), y con un crecimiento de 3 a 4 por ciento anual. Produce 100 millones MCD e importa el resto. Ahí está el gas boliviano. Anualmente, consume 1,7 TCF, pero “su reserva probada sólo alcanza más o menos 5 TCF”.
Con este panorama nada halagüeño argentina busca capitales e inversionistas, pero “sin mucho éxito”, asegura Miranda al señalar que intentaron en Europa y Estados Unidos, hasta en China, pero “sin resultados concretos”, señala Miranda. //JTI//