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Economía

Milenio: subestimación en el cálculo de la inflación provoca incrementos salariales bajos

La entidad cuestiona la modificación del año base para establecer el índice de inflación, lo que provocaría una discrepancia entre la inflación que establece el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y la inflación real acumulada. En consecuencia, mientras el reporte oficial de la inflación para el 2012 fue de 4,55%, el cálculo con la canasta anterior arrojaría una estimación de 10,70%.
22 de Febrero, 2013
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El Índice de Precios al Consumidor oficial estaría subvaluado, lo que arroja cifras bajas de la inflación. Foto: Arch.
El Índice de Precios al Consumidor oficial estaría subvaluado, lo que arroja cifras bajas de la inflación. Foto: Arch.
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La Paz, 22 Feb. (ANF).- La Fundación Milenio dio a conocer que la subestimación de la inflación significa un deterioro significativo en la capacidad de compra de los trabajadores, por lo que el “resultado de la subestimación de la inflación oficial, (es un) hecho que permite el otorgamiento de incrementos salariales bajos”.

“Sumando los incrementos salariales otorgados y comparando con la estimación de las diferencias entre la inflación con la Canasta Base de 2007 y la Canasta Base de 1991, entre 2008 y 2012, se advierte que hay una pérdida para los asalariados de 27,6%, por la subestimación de la inflación, que, en otras palabras, significa un deterioro significativo en su capacidad de compra, resultado de la subestimación de la inflación oficial, hecho que permite el otorgamiento de incrementos salariales bajos”, afirma Milenio en su Informa de Coyuntura N° 182, Inflación real en Bolivia.

El documento señala que “El reporte oficial de la inflación para el 2012 fue de 4,55%, empero el cálculo con la canasta anterior muestra una estimación de 10,70%. En el grupo de alimentos y bebidas, la información oficial fue de 17,25%, mientras que inflación real acumulada hubiese alcanzado el 21,54 por ciento”.

Para Milenio, “con la nueva metodología de cálculo de la inflación, se creó un espejismo de inflación baja. El 2008 la inflación llegó apenas al 11,28% a diciembre. Lo preocupante del caso es que aún con el cambio de metodología, la inflación real del grupo de alimentos fue de 42,76% a diciembre”.

La Fundación recuerda que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) es un indicador básico para la elaboración de otros indicadores económicos como, por ejemplo, las tasas de interés, el tipo de cambio real, la Unidad de Fomento a la Vivienda (UFV), el crecimiento económico y los incrementos salariales. “En consecuencia, un IPC subestimado afecta la confianza en el análisis económico, ya que con esta información se tomaran decisiones económicas relevantes”.

También puntualiza que luego de alcanzar niveles de inflación estables en Bolivia durante casi una década, 1998–2006, con 3,64% en promedio, el 2007 la inflación comenzó a acelerarse (inicio de la crisis hipotecaria en EE.UU.), alcanzando el 11,73%.

“Precisamente a partir del 2007 el gasto público comenzó a crecer intensamente, sin un acompañamiento de políticas públicas que incentiven el incremento de la producción nacional. Al mismo tiempo, se aceleraba el aumento en los precios de las materias primas y, en consecuencia, subía el valor de las exportaciones, factor que generaría una expansión significativa de la liquidez en la economía”, apunta Milenio.

En ese contexto –continúa Milenio– se avizoraba un impulso mayor de la inflación, por esta razón el gobierno en abril/2008, decidió cambiar el año base (de 1991 a 2007) y la ponderación de los diferentes grupos de bienes y servicios que sirven para realizar el relevamiento de precios. Incrementó los grupos de bienes y servicios de 9 a 12, disminuyó el ponderador del grupo de alimentos y bebidas de 49.1 por ciento a 39.3 por ciento, incluyendo los consumidos fuera del hogar, aumentó el número de artículos de la canasta familiar de 324 a 364 y subió los ponderadores de vivienda de 9.7 por ciento a 11.1 por ciento, transporte de 10.8 por ciento a 15.9 por ciento y esparcimiento de 3.3 por ciento a 6.3 por ciento.

“La modificación del año base, por cierto necesaria, y de las ponderaciones de los bienes y servicios, no siguió la metodología estándar internacional establecida en estos casos, como lo hizo notar, en su momento, la Fundación Milenio”.

Finalmente, da cuenta que tomando en cuenta estudios realizados por varios organismos internacionales, en países de bajo ingreso, como el nuestro, la población de bajos ingresos destina entre el 60 al 70% de sus recursos, a la compra de alimentos y vestimenta, y solamente del 30 al 40% se utiliza para otros gastos.

En consecuencia, “la ponderación de solamente el 39,3% de los alimentos y bebidas en la canasta de bienes, es inconsistente y conduce a subestimar el aumento real en los precios. Este hecho tiene consecuencias negativas para los más pobres, en la medida en que los reajustes salariales, son menores en relación al incremento real de los precios y, con el tiempo determinan una mayor desigualdad en la distribución del ingreso”.
////frv

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