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Economía

ESPECIAL/ De la hiperinflación al récord de Reservas Internacionales

En 30 años de vida democrática, Bolivia pasó de la progresiva desintegración de su economía, con una hiperinflación de 190,30 por ciento entre 1984 y 1985, cuando los precios aumentaron 625 veces en esos diecisiete meses, al récord de Reservas Internacionales Netas (RIN), estimadas actualmente en 13.000 millones de dólares.
8 de Octubre, 2012
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Víctor Paz Estenssoro (MNR) el conocido Decreto Supremo 21060. Foto: Archivo.
Víctor Paz Estenssoro (MNR) el conocido Decreto Supremo 21060. Foto: Archivo.
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Por FRANCISCO RODRÍGUEZ VÁSQUEZ

La Paz, 8 Oct. (ANF).- A 30 años de haber marcado un récord mundial en el índice de inflación que llegó a un promedio mensual de 190,30 por ciento entre los meses de abril de 1984 a agosto de 1985, la economía boliviana es valorada hoy por los organismos internacionales de crédito y de calificación de riesgo por haber logrado “impresionantes resultados”.

Los datos están contenidos en el informe del Artículo IV del Fondo Monetario Internacional (FMI), que menciona los “impresionantes resultados económicos” en el manejo macroeconómico de Bolivia y el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), el cual se duplicó en “sólo cinco años”.

El actual el nivel de las Reservas Internacionales Netas (RIN), estimadas por el Banco Central de Bolivia (BCB) en poco más de $us 13.000 millones, cubren el 50 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y  14 meses de pagos de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, cifras que demuestran la solidez de las cuentas externas de la economía nacional ante cualquier shock interno o externo.

De acuerdo con los reportes del ministerio de Economía y Finanzas Públicas, en la actual gestión de gobierno, que dio comienzo el 22 de enero de 2010, luego de aprobada una nueva Constitución Política del Estado (CPE), la economía boliviana se caracterizó por su crecimiento sostenido e ininterrumpido, registrando en 2008 la tasa de crecimiento más alta en los últimos años (6,1%).

“E inclusive en 2009 en medio del desplome de muchas economías debido a la crisis financiera internacional, registró el crecimiento más alto de la región (3,36%), lo cual muestra una sólida y sostenida tendencia de crecimiento promedio de 4,7% para el período 2006-2011, colocando al país por encima de la mediana de países con calificación BB (3,7%)”, señala el Ministerio de Economía.

HISTORIA

La historia económica nos enseña que, en los pasados 30 años de vida democrática, la manifestación más importante de la progresiva desintegración de la economía boliviana fue sin duda el episodio hiperinflacionario de abril de 1984 a agosto de 1985, cuando los precios aumentaron 625 veces en esos diecisiete meses.

De acuerdo con el economista Juan Antonio Morales: “Como en casi todos los países latinoamericanos, la política económica boliviana se ha centrado en el período 1982-1985, en los mecanismos de ajuste externo por una parte, y en la lucha contra la inflación por otra. La reactivación de la economía no ha sido una preocupación mayor.”

Entre las pautas de esa crisis es que: “El desarreglo monetario cuyos primeros síntomas aparecen a principios de 1982, para irse agravando progresivamente, vino a injertarse en una crisis de producción que ya se la observaba desde 1978”; “Esta crisis de producción a su vez causó un deterioro de las finanzas del sector público enmascarado por el recurso al endeudamiento exterior”, apunta Morales.

En efecto, 1978 marca el punto de inflexión y conclusión de una serie de gobiernos militares de corta duración, que dieron comienzo en agosto de 1971, cuando el general Juan José Torres fue derrocado por un Golpe de Estado encabezado por el coronel Hugo Banzer a los que siguió una seguidilla de gobiernos militares incapaces de reconducir el aparato económico.

En los cuatro años previos al retorno a la vida democrática, de 1978 a1982, gobernaron ocho presidentes militares y dos civiles (Juan Pereda Asbún, David Padilla Arancibia, Walter Guevara Arce, Alberto Natusch Busch, Lidia Gueiler Tejada, Luis García Meza, Celso Torrelio Villa y Guido Vildoso).

Ese momento coincidió con el fin de la era del estaño debido a una caída vertical del precio del mineral en el mercado internacional que incluso motivo que el mercado de metales de Londres excluyera el mineral de sus cotizaciones, además de una situación hiperinflacionaria derivada de la falta de divisas y el paso hacia una economía apoyada en la producción de coca y la exportación de cocaína.

Desde el punto de vista de la economía, a comienzos de la década de los años 80’el fuerte crecimiento económico de la década anterior —que había sido sostenido por los altos precios del estaño en el mercado mundial— dio paso a la crisis. La caída del precio del mineral y la mala administración de los regímenes militares dejaron a Bolivia con una inmensa deuda, una situación hiperinflacionaria y un descenso de los ingresos por exportaciones.

Entonces, la elaboración y exportación ilegal de cocaína fue el principal recurso que le procuró divisas, por lo que Estados Unidos presionó al gobierno de Bolivia para que tomara medidas efectivas contra el tráfico de esta droga.

DEMOCRACIA

Al instalarse el gobierno constitucional del Dr. Hernán Siles Zuazo, en Octubre de 1982, una de las primas medidas que tomó fue volver al tipo de cambio oficial, pero con control de cambios. La fijación del tipo de cambio se hizo después de devaluar el tipo de cambio oficial del sistema precedente, en 77%.

Junto con el retorno al tipo de cambio fijo y, en principio único, el recientemente instalado gobierno democrático dispuso un incremento sustancial de los precios de los bienes y servicios provistos públicamente, “desdolarizó” los contratos entre residentes que se habían concertado con cláusula dólar, y aumentó significativamente el salario mínimo, al mismo tiempo que anunció que tres meses después, se implantaría un sistema de indexación de remuneraciones al costo de vida.

Durante todo el gobierno de Siles Zuazo, el peso del servicio de la deuda externa, fue el factor más importante de un estrangulamiento externo, que a su vez, repercutió directamente en la producción, en la creación de dinero y en el mercado cambiario. El estrangulamiento externo se vio además agravado por las moras frecuentes en los pagos de la República Argentina a la empresa estatal, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, por concepto de las ventas de gas.

En Mayo de 1984, el gobierno boliviano, presionado por los sindicatos obreros, declaró una cesación temporal de sus pagos a los bancos comerciales internacionales. Esta declaración tuvo un efecto contrario al esperado, ya que en vez de aliviar la situación de endeudamiento, lo agravó al abrir un frente con organismos oficiales de financiamiento.

La agudización de la inflación produjo un deterioro político de significación. El Presidente Siles Zuazo fue forzado por la oposición a llamar a elecciones anticipadas en Octubre de 1984, medida inconstitucional, pero que constituía una salida posible no violenta.

DECRETO SUPREMO 21060

El gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro (MNR), inicio su gestión en Agosto de 1985 y emitió el 29 de Agosto de ese año, un paquete de medidas que, al menos provisionalmente han parado la inflación y que fue conocido más por el número de Decreto Supremo 21060.

Este último paquete es un programa de factura muy ortodoxa. Fue un tratamiento shock, que apuntó a una reducción brusca y fuerte del déficit fiscal, considerado como la fuente principal de creación de dinero. Para reducir el déficit fiscal se congelan los salarios y las inversiones del sector público, se crea súper impuestos a los carburantes, y a otros bienes y servicios provistos públicamente y se devalúa fuertemente. El paquete se complementa con una liberalización completa de los mercados de bienes, de dinero, de divisas y de trabajo. En el conjunto de medidas de liberalización, está el de apertura completa al comercio exterior y a  los movimientos de capital.

De acuerdo con los economistas, se detuvo la inflación, pero la situación continuó siendo precaria. Vale la pena subrayar los elementos que fueron cruciales para frenarla: (1) Se obligó a los trabajadores asalariados, tanto del sector público como en las industrias privadas, a consentir caídas muy importantes en sus salarios reales. (2) Las recaudaciones fiscales se recuperaron muy rápidamente, gracias a la efectividad del súper impuesto sobre los carburantes. Cabe también señalar que la brecha fiscal se cerró por el congelamiento cuasi-total de la inversión pública, incluyendo la de reposición. Esto por supuesto, tuvo implicaciones para el crecimiento y el empleo.

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