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Economía

CIPCA advierte de la pérdida de 30 mil árboles de castaña al año por cambio de vocación productiva

El responsable de investigación del CIPCA, Carmelo Peralta señaló que la exportación de castaña disminuyó de 20 mil a 7.500 toneladas.
23 de Marzo, 2017
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Carmelo Peralta, investigador del CIPCA: Foto: ANF
Carmelo Peralta, investigador del CIPCA: Foto: ANF
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La Paz, 23 marzo (ANF).- El Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) advirtió sobre la pérdida de al menos 30 mil árboles de castaña al año, como consecuencia de la ampliación de la frontera agrícola y del cambio de vocación productiva forestal a un modelo de producción agropecuaria mecanizada. El cambio climático también aportó negativamente en este proceso.

En una entrevista concedida a ANF, el responsable de Investigación del CIPCA, Carmelo Peralta señaló que estudios en el norte amazónico realizados por esta entidad dan cuenta de la existencia de aproximadamente 3,5 millones de árboles adultos de castaña, pero dijo que en los últimos años se ha experimentado una drástica disminución. 

“La población de árboles llega a poco más de 3,5 millones de árboles en el norte amazónico sobre 100 mil kilómetros cuadrados en la provincia Iturralde de La Paz; Vaca Díez de Beni y todo el departamento de Pando, pero la deforestación llega a 30 mil hectáreas anuales”, afirmó.

El investigador dijo que en base a los datos del estudio y considerando que por hectárea hay un árbol de esta especie, se estima una pérdida de 30 mil árboles de castaña al año. 

Explicó que el principal factor que incide para la disminución de la superficie de árboles de castaña tiene que ver con la degradación forestal provocada por la ganadería y la mecanización de la agricultura. “Mientras más el ser humano se interne en los bosques, abre más caminos, hay nuevos asentamientos, esto tiene que ver con la ganadería, con la agricultura mecanizada, hay mayor pérdida de la cobertura, ese es el principal factor”.

Las condiciones para hacer ganadería en el norte amazónico no son las óptimas –dijo Peralta- debido al uso de suelo categorizado a nivel nacional. Señaló que hay tierras de producción forestal permanente que están bajo presión por las actividades ganaderas, y que a pesar de un decreto supremo de 2004, que prohíbe la tala los árboles de castaña, en la realidad ocurre lo contrario.

“Muchos no tumban el árbol pero a los alrededores no dejan vegetación, y cuando pasa eso el árbol de castaña deja de producir, produce menos y se seca (…). Tiene que ver mucho con la ecología de la especie, hay la tala de manera directa y la muerte de los árboles por degradación porque quedan aislados”, mencionó.

Caída de las exportaciones 

Carmelo Peralta señaló que el promedio anual de exportación ha caído sustancialmente. "De esas 20 mil toneladas que se vendieron, solo se vende ahora 7.500 toneladas, esa es una disminución drástica, que implica que las familias recolectoras sigan entrando a los remanentes de bosques en busca de nuevos árboles a distancias más grandes, lo cual tiene implicaciones ecológicas, sociales y económicas".

Insistió que el desarrollo de la Amazonía debe ser integral, y debe considerar que el 63% de la economía de 15 mil familias depende de esta actividad, en un contexto donde cada familia cuenta entre cinco a diez miembros.

“No se previene la deforestación” 

Al momento de evaluar el rol de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), Peralta señaló que se limita a un rol coercitivo que multa cuando el delito ya se cometió, pero que no lo previene.

“Todos los recursos naturales son controlados por la ABT, controla la deforestación y degradación pero lo hace post; es decir, que hecha la deforestación recién hay la multa, o recién decomisa los árboles. No hay un método para evitar que eso suceda”, aseguró.

/JMC/ZAB/



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