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Cultura y farándula

Trovas profanas en la noche chiquitana

REPORTAJE/ Noche de llluvia y niebla. Con la iglesia a tope, familias enteras, muchos, muchos jóvenes, guagüitas y turistas gringos. Sin celulares, ni quejidos, ni toses ni bocinas, abre el IX Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca en las Misiones de Chiquitos.
27 de Abril, 2012
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Grupo Banza en San Javier. Foto: ANF
Grupo Banza en San Javier. Foto: ANF
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Por LUPE CAJIAS,  Enviada de ANF

San Javier, 27 Abr. (ANF) - Noche de lluvia y niebla. Luciana fue trasportada a las callejuelas de Coimbra, donde los alegres juglares despertaban a las mozas con sus serenatas de pandereta y viola. De solo once años, a ella le tocó dar la bienvenida a los músicos del Grupo Banza de Brasil en la primera jornada del IX Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Misiones de Chiquitos.

Con su vestido blanco bordado con las típicas flores chiquitanas, su velo de fino tul y sus sandalias de niña, habló a nombre de la “nueva generación” del Coro y Orquesta Misional de San Javier. Su maestro, Fernando Chivé, de origen chiquitano (piñoca) ya lleva una década tocando y contó su experiencia con cameratas suizas. Todo es posible cuando se desata la magia de la música en estas antiguas misiones jesuíticas.

Sandro Romanelli los mira mientras desata su violín barroco. Carlos Ramos lo sigue con la flauta dulce, que parece convocar a la fiesta en la corte lusitana. Paulo Demarqui se sonríe turnando la pandereta con las casta;uelas y el bombo africano y Andre Tartas rasga las cuerdas precursoras del violancello. Orlando Fraga combina la tiorba y la viola de gamba. Son los componentes de ”Banza”, el conjunto de Curitiva que organizó el profesor Rogerio Budasz para interpretar música de los siglos XVI y XVII.

”Nos sentimos orgullosos por este convite”, confiesa Paulo. “Sabemos que este es el festival de música barroca más famoso del mundo y todos los grupos brasileños que han venido antes nos comentaron de la buena organización de APAC, de la calidad de los grupos, de la hospitalidad de la gente y de la experiencia única de compartir escenario con jóvenes músicos de provincias, muchos de origen indígena”, dice.

”Parece un sueño. Nosotros tocamos la música guardada en archivos de Coimbra, Portugal, y de Bahía, Brasil, que es el origen de la música popular brasileña pues fundía composiciones cortesanas con aportes de trovadores como el famoso poeta local Gregorio de Mattos y la llegada de los africanos”, agrega.

Luciana Mauthe y su pequeña hermana María del Pilar los escuchan fascinadas: “Todos los días ensayamos porque nos encanta la música de vísperas y la misa”.María del Pilar es soprano y aprende violín a sus pequeños 10 años. No son las únicas; para las familias javerianas enviar a sus hijos a aprender música es un privilegio.

“Es un legado que nos dejaron los jesuitas y nuestro compromiso es seguir adelante. Acá no hay exclusión de hombre o mujer, de clase, de ser del pueblo o de la comunidad, de ser rico o pobre, lo único que importa es tener el don de cantar o de tocar. Los niños que crecen en el coro y en la orquesta son personas espirituales y con una mentalidad amplia y sana”, asegura Angélica Roca de Peña, presidenta del Comité Cívico Femenino.

César, franciscano, saluda a todos. La Iglesia Católicaapoya con el Vicariato Apostólico Ñuflo de Chávez. “Bendecimos a estos jóvenes y a este festival” y abre sus brazos hacia el cielo en el centro del templo que será el escenario del concierto.

El alcalde Daniel Añez y las concejalas Ariane Pereira y Katherine Suarez explican la importancia para el municipio. “Ayudamos con el pago a profesores de cuerdas y de canto. Siempre hay  presupuesto en el POA. Además, el municipio también cuenta con su propio grupo coral”.

El Coro Municipal San Javier cantó  taquiraris y carnavalitos en su idioma besiro. Hay rostros de distintas tonalidades y también caritas que revelan el origen migrante aymara y quechua. Todos juntos.

”No necesitan cerveza ni aturdimiento, gozan con lo que hacen”, comenta Angélica. San Javier fue la primera misión fundada por los jesuitas en 1691 y fue sede desde sus inicios de una escuela de música y de un taller para fabricar instrumentos musicales. Actualmente luce orgullo el mejor hospital de la zona, un colegio modelo y altos indicadores de Desarrollo Humano.

Llega el turno de los comunarios de Monte Cristo, adultos, casi ancianos, con sus sencillas flautas y tambores. Ellos llegaron del campo para compartir con los brasileños los tonos renacentistas de las colonias iberoamericanas.

La iglesia está llena de tope a tope, familias enteras, muchos, muchos jóvenes, las guagüitas y turistas gringos. No suenan celulares, ni quejidos, ni toses ni bocinas.

Por lo menos dos horas de tregua. Dos horas de un mundo imposible, de música, de adormecimiento, de ensueños, sin violencias, donde cada uno comparte la fraterna emoción de sentirse humano

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