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Cultura y farándula

Imágenes de la revolución industrial en las minas de Bolivia de la cámara de Gerstmann

El libro escrito por Pascale Absi y Jorge Pavez contó con la participación de otros investigadores e historiadores que contribuyeron desde diferentes miradas al relato del periodo 1925-1936 captado por la cámara fotográfica del alemán Robert Gerstmann.
18 de Septiembre, 2016
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Pascale Absi, antropóloga francesa y coautora de IMágenes de la Revolución Industrial. Foto: ANF
 
La Paz, 18 de septiembre (ANF).- Un gran tesoro encontrado en la biblioteca Antofagasta de la Universidad Católica del Norte, de más de 15 mil fotografías temáticas capturadas por el alemán Robert Gerstmann, permitió a la antropóloga Pascale Absi y al sociólogo e historiador Jorge Pavez elaborar el libro “Imágenes de la Revolución Industrial”, que plasma parte del periodo de auge de los “Barones del Estaño” en Bolivia entre 1925-1936, y revela entre otras cosas, cómo hoy en día se sigue empleando gran parte de esa tecnología
 
“La obra es una muestra del enorme trabajo que hizo Gerstmann en Bolivia; sacó más de 15 mil fotografías que se encuentran en el Archivo de Antofagasta, 5 mil de ellas son sobre Bolivia (…). En este corpus que va desde el oriente hasta el occidente él se interesa tanto en la arquitectura de la ciudad como de grupos étnicos como los sirionós, urus, la experiencia de Warisata, las alasitas en San Pedro, el tinku en 1925, hemos seleccionado la parte minera como contrapié de lo que se sabía del trabajo de Patiño, pero se sabía poco de las minas de (Mauricio) Hochschild”, explica Asbi en entrevista con ANF.

Pascale Asbi divide en dos partes el libro de casi 400 páginas; la primera, basada en el testimonio sobre una época de la consolidación del súper Estado minero y de una población minera, de los procesos de la proletarización del campesinado a la clase obrera trabajadora, el trabajo “civilizatorio” en la minería, donde los mineros ingresan al mercado a través de la pulpería, a la escuela; y, la segunda, los años mineros de auge tecnológico y auge productivo que son los que anteceden a la Comibol. 

“Imágenes de la revolución industrial: Robert Gerstmann en las minas de Bolivia (1925-1936)”, no sólo es el resultado de la selección fotográfica del gran archivo, sino también de la reconstrucción de leyendas, de la interpretación del momento desde diferentes visiones y conocimientos científicos. Cuenta con la participación de investigadores de historia, sociología, geología, antropología y fotografía como: Magdalena Cajías, Pedro Querejazu, Pablo Quisbert, Carlos Serrano y Carlos Tenorio.

A invitación del chileno Pavez, la antropóloga francesa se lanzó a la aventura de desentrañar la obra de Gerstmann en Bolivia, tarea larga y trabajosa porque en el proceso de desclasificación se evidenció la ausencia de leyendas o apuntes de las fotos correspondientes al año 1936, lo que exigió mayor investigación para precisar la época, las locaciones, los personajes, los momentos.

“Es muy probable que Gerstmann haya sido contratado por Hochschild porque las fotografías referidas a las minas en algún momento pasan a su propiedad, como Pulacayo en el cerro rico de Potosí, la mina Huanchaca, la compañía minera de Oruro y el ingenio de Machacamarca. Hay algunas vistas de otras minas pero se ve que las sacó desde afuera; era su gusto personal, pero la gran parte del corpus es un encargo primero de (Luis) Soux que era dueño del cerro Rico antes de que Hochschild se apropie de las minas”, señala la coautora del libro. 

“Los mineros de Comibol se reconocen en las fotos”

Entre los hallazgos más importantes de “Imágenes de la revolución industrial”, según afirma la investigadora, está el hecho de que hoy en día, los trabajadores mineros de la Comibol, se reconocen perfectamente en las fotos de Gerstmann, saben exactamente cómo funcionan las máquinas, reconocen interior mina, conocen la puerta de la maestranza, en qué lugar fichar, dónde llegan las rieles interior mina, los nombres de las vetas, entre otros datos.

“Eso quiere decir que Comibol se hizo sobre lo que hicieron los Barones del Estaño, no inventó nada, nació y murió con la tecnología implementada por los Barones del Estaño, la gente es increíble, te podría contar, veía los andariveles con los que trabajaron en Comibol (…). Se reconocían porque eran sus herramientas de trabajo, era su forma de trabajo, y no cambió nada; entre este libro y nosotros como lectores, hay la nacionalización de las minas y el fracaso de la Comibol”, afirma. 

Sin embargo, la coautora precisa que el libro permite entender por un lado la parte tecnologizada de la minería, que era sólo una porción bastante pequeña de la producción minera entre 1925 y 1936, y aquella minería sumergida en el trabajo artesanal, inclusive dentro de los grandes complejos industriales. Los yacimientos más marginales pasaron a manos de los kajchas que conformaron las primeras cooperativas mineras.

“No hubiera podido haber el despegue de la gran minería industrial sin haber sacado provecho de formas mucho más artesanales y manuales de la explotación minera que permitía a los patrones seguir produciendo cuando no era rentable mecanizar”, señala.

La genialidad de Gerstmann también sale a luz cuando diseñó un ingenioso aparato que permitió sacar fotografías aéreas cuadriculadas sobre un área que luego fue altamente explotada sobre el río del valle Kazu. “Gerstmann había consultado con algún alquimista moderno por qué era problema ubicar el tesoro minero y él le dijo que los metales preciosos dejaban huellas, impresionaban las placas fotográficas y aconsejó sacar fotografías de todo el lugar”, menciona.

Trabajo colectivo 

Pascale Absi revela que con el material del alemán Gerstmann había la posibilidad de elaborar 40 posibles temas, pero que se decidió con Pavez apostar por la temática minera. “Propusimos a los colegas utilizar estas fotos para volver a leer su especialidad y su producción de conocimiento, es un libro de fotos. No les hemos dicho dennos su texto, sino ustedes como profesionales de la historia minera, de la historia de la fotografía, de la tecnología minera, en qué estas fotos aportan algo nuevo a su conocimiento”, señala.

De ese modo la historiadora Magdalena Cajías escribió sobre el “disciplinamiento” de los mineros a partir de un momento de reorganización de las relaciones de producción, de la construcción de los campamentos, de las escuelas con el propósito de “civilizar” a la gente y estabilizar la mano de obra. “Mucha gente recuerda que lo primero que sacaba de la pulpería era el reloj para ir adecuándose al ritmo empresarial”.

La publicación de lujo, no sólo por la presentación impresa de tapa dura, sino sobre todo por el contenido altamente importante, fue elaborada con el auspicio del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), la Universidad Católica del Norte y Plural Editores.

Una edición limitada del libro fue expuesto en los stands de la Feria Internacional del Libro, pero puede ser adquirida en el PIEB y Plural.

/JMC/FC/

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