Ir al contenido principal
Dolar: venta Bs 6,96 | compra Bs 6,86
GIF ANF suscríbete
 

Cultura y farándula

Entre catrinas y tantawawas: Todos Santos desde la óptica de México, Perú, Ecuador y Bolivia

La festividad de Todos Santos es compartida por varias culturas de la región americana. Todas ellas celebran la llegada de los difuntos a través de distintas costumbres y tradiciones.
1 de Noviembre, 2016
Compartir en:
Las distintas mesas de Todos Santos que se exhiben en el museo Tambo Quirquincho.   Foto: ANF
La Paz, 1 de noviembre (ANF).- Un evento cultural organizado por la Secretaría Municipal de Culturas de La Paz fue el pretexto para conocer un poco más acerca de las tradiciones y creencias de algunos pueblos de Hispanoamérica en torno a una festividad que comparten: Todos Santos.

Y es que Perú, Ecuador, México y Bolivia mantienen muchas costumbres en torno a esta celebración que mantiene leves diferencias, pero que se basan en homenajear a los seres que ya fallecieron.

En el museo Tambo Quirquincho de La Paz se armaron las mesas a la usanza de esos países para recibir el alma de los familiares y conocidos. El interés hacia este evento fue elevado porque la gente deseaba conocer las semejanzas y diferencias entre los países.

Previo a la inauguración de la muestra de los altares y mesas de Todos Santos, la gente tuvo la oportunidad de asistir a un acto especial donde los embajadores y agregados culturales de los países participantes explicaron sus tradiciones sobre esta fiesta y presentaron algunos bailes alusivos a la fecha. 

“En Ecuador se celebra el 2 de noviembre con la visita a los seres queridos en los cementerios. Les llevamos coronas de flores y en las casas realizamos una bebida especial que tiene el nombre de Colada Morada y los tradicionales wawaspan”, señaló la agregada cultural del Ecuador, Ana Calderón.

Luego de aquella intervención, un ballet folklórico ecuatoriano presentó un baile típico de ese país.

La mesa ecuatoriana era una de las más sobrias, que le añadía solemnidad y carga simbólica. Las flores no podían faltar ni los wawapan, un niño de pan que no tenía ninguna diferencia con las tantawawas bolivianas. Asimismo, la Colada Morada -bebida hecha en base a harina de maíz negro-, también estaba presente.  

Poco después fue el turno de México, que resaltó por varios factores. El primero fue la bella estampa folklórica que sacó a relucir la tradición mexicana a través de uno de los personajes más populares: la catrina. Sin embargo, no fue solo una, sino varias catrinas las que con sus bailes y zapateos conquistaron a los espectadores.

“Los aztecas y mexicanos antiguos no creía en el cielo ni en el infierno. No se calificaban al difunto o difunta, se lo catalogaba por la manera en que moría. Si era un guerrero iba a un lugar y si era una mujer que murió en un parto iba a otro lugar. En general, la ciudad de los muertos se llamaba Mictlán y para llegar a aquel lugar se tomaba varios días había que ayudar al difunto para llegara bien y por eso nace la ofrenda”, relató el embajador de México, Héctor Valezzi.

Ya en su altar se pudo observar un desbordante colorido que sorprendió a los visitantes. Sus banderines de colores, variedad de masitas y el popular pan de muerto. El tequila, la fruta y la flor de cempasúchil fueron otros productos que no pudieron faltar en la mesa. Una fotografía de Juan Gabriel reposaba en la parte superior de la mesa como un homenaje al cantante que falleció hace pocos meses.  

Alrededor del altar se podían ver a varias figuras de catrines, y calaveras, así como una guitarra y la bandera de México.

Perú presentó una mesa en la que prevaleció el color púrpura. Sobre la mesa descansaban una variedad de panes frutas y algunos animales hechos de arcilla. Unas grandes velas iluminaban el sector, así como algunas flores blancas y moradas. Tampoco faltaron las tantawawas que yacían paradas detrás de algunas canastillas que llevaban frutas de la temporada.


El recorrido de la muestra concluyó con la tradicional mesa boliviana. Fue sencillo distinguir todos los artículos que caracteriza a este altar que es armado el 1 de noviembre para recibir a los difuntos.

De las cañas de azúcar colgaban unas cintas elaboradas en base a cereal de soya. Sobre la mesa se podían observar una corona hecha de pan, así como un tantaachachi (viejo de pan) y una tantawawa (niño de pan).  A los costados habían dos escaleras y a la altura del piso reposaban dos caballos y una corona de pan.

La visita no concluyó sin antes recibir un pan y la calurosa despedida de la moseñada, música tradicional en los campos santos del área rural que en esta ocasión dieron un marco especial para abandonar el museo Tambo Quirquincho.  

/AGL/     

Revisemos lo que nos dejó este evento a través del siguiente video:

    

   

Etiquetas